Lleva días rondándome la misma reflexión ante esta situación crítica que estamos viviendo a nivel mundial. Y me surge que es un momento histórico, global, único y que, por ello, ahora más que nunca la mirada ha de ser hacia adentro.
¿Qué has aprendido?, ¿qué hemos aprendido como sociedad?, ¿qué estoy aprendiendo?, ¿qué se nos está mostrando?, ¿en qué estás poniendo el acento ahora mismo en tu vida? Y está claro que la respuesta a estas y muchas otras preguntas, debe ser única, personal, un descubrimiento que sólo tú puedes hacer.
Y en este reflexionar también pongo la mirada, el corazón, un poco más alto, más hacia afuera, hacia nuestros gobernantes y la gestión que se está haciendo en estos momentos. No voy a entrar si son mejores o peores, no creo que sea momento de esto, ciertamente no me gustaría estar en su piel ahora mismo. La compasión ha de llegar a esos niveles también.
Más que ello me preocupa/ocupa y me gustaría hacer llegar; ¿qué medidas estará previendo el Gobierno para cuando todo esto acabe?, ¿habremos realmente aprendido?, ¿se tomarán medidas de mejora de cosas que hemos descubierto, en este parón, que han sido mejores?, pongamos como ejemplo el medio ambiente, la gestión de recursos, la importancia del sector primario, la sanidad, la educación…por nombrar algo. Creo que es el momento de sentar las bases de cambios estructurales, de cuestiones que han aflorado y nos hacen poner el acento en lo que hemos hecho mal como sociedad, hasta ahora. Es momento de hacer cambios.
Tampoco puede dejar de rondar por mi mente la expresión que tanto leo y escucho en muchos lugares, a muchas, muchas personas, medios de comunicación, “volver a la normalidad”. Y, perdón, YO NO QUIERO VOLVER A LA ¡¡”NORMALIDAD”!!, si ello significa no saber nada de mis vecinos, ni sus nombres, mirarnos por la calle como a punto de decir “tú qué miras”, ni pasar por las y los cajeros del súper como si no existieran, olvidarme de los pequeños negocios y volver a las compras compulsivas en centros comerciales, donde se vulneran día a día derechos fundamentales.
Yo no quiero volver a la normalidad de sentirme separada, de que mi whatsapp pare de sonar porque como ya nadie se aburre, no tiene tiempo para escribir ni preguntarte cómo estás. Yo no quiero olvidarme de las personas que viven solas, para las que ahora, estas circunstancias están confinándoles a un infierno (mujeres que conviven con su agresor, niños/as víctimas de malos tratos o de agresión sexual por algún familiar, todas esas personas que están al filo de “tirar la toalla” y su mundo se torna oscuro, más aún si cabe).
Yo QUIERO que de esta CREZCAMOS como HUMANIDAD. Que demos los abrazos que tenemos guardados y digamos un “te quiero” así de fácil, como lo decimos ahora porque parece un final. Yo quiero que nos sigamos echando de menos, preocuparme de cómo va tu trabajo, tu negocio, y echarte una mano si puedo, arrimar el hombro, porque si tú prosperas yo también, ¡a ver cuándo lo entendemos! Saber cómo lidias con lo de ser mamá, papá. Tener presente a esos puestos de trabajo que nos sostienen o las personas más vulnerables, a los que están solos o en situaciones en las que ya no pueden más. Quiero salir de mi zona de confort, mi individualismo y encontrarme contigo, cara a cara, sin tanto mecanismo social que hemos inventado y que nos separa. Volver a esa idea de COMUNIDAD que tenían nuestros padres, nuestros abuelos.
Yo no quiero que esta cuarentena pase al olvido como algo anecdótico, algo que contar y volvamos a nuestras vidas rutinarias, en inercia, sin mirarnos a la cara y decirnos cosas bonitas. Yo no quiero que se deje de romper mi corazón cada vez que me encuentro con alguien, de lejos por eso del protocolo, o que me emocione cuando escucho tocar las palmas por las ventanas, en los balcones, porque siento que por fin, algo hemos entendido como sociedad, que es ¡JUNTOS!, yo no quiero dejar que mi corazón se cierre al sufrimiento de otro que hoy tengo tan presente.
Porque sí, yo también estoy preocupada por cómo se irá resolviendo todo, también me preocupa la economía, vivo en este sistema muy a mi pesar. Pero este tiempo me está ayudando a ser mejor y eso no lo cambio por nada. Que quiera hablar con desconocidos, que me dé igual las diferencias familiares, que sienta todo como parte, cerca, dentro de un TODO, como un yo más grande, CONECTADOS.
Yo no quiero volver a la normalidad porque ahora mismo, ….con lo que llevo dentro, significaría … que habría muerto….
Yo no quiero, y ¿tú?
Lali García es psicoterapeuta especializada en Terapia Corporal, Emocional y Transpersonal y forma parte de la delegación de Entreculturas Canarias (Tenerife).
Dice de sí: “Soy fiel defensora de que no existen fronteras, haciéndose más evidente en estos momentos históricos que estamos viviendo. Y creyendo que es lo humano, lo que nos hace divinos”
Las ilustraciones que aparecen en la entrada son del artista 72kilos: www.72kilos.com