Con la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, muchas personas creyeron que la era de la división y de las barreras había llegado a su fin. Nada más lejos de la realidad. Desde entonces, muros, vallas y barreras se han multiplicado: los hay de cemento 0 de acero, limitados por la naturaleza o apoyados por recursos tecnológicos.
En 1989 había 16 vallas en todo el mundo, mientras que 30 años después contamos con más de 70 (7 en construcción, ya financiadas). Según un estudio de Elisabeth Vallet, Zoe Barry e Josselyn Guillarmou, investigadoras de la Universidad de Monreal, éstas constituyen 40 000 km de muros y barreras, que equivalen a la circunferencia de nuestro globo terrestre.
Hay cercados de diferentes escalas: algunos separan distintos Estados para contener los flujos migratorios, otros son internos a las ciudades y dividen las zonas más ricas de las más pobres, varios separan ciudades y son terreno de violencia interna. Hay cercados en 1 de cada 3 Países del mundo.
La mayoría de estas vallas están concentradas en Asia, aunque Europa se presenta más dividida que América o África. Sólo en España contamos con 2, tristementes famosas, barreras: las de Ceuta y Melilla, 18,7 km que se irguieron con fondos europeos para el desarrollo territorial y que representan el salto de PIB más alto del mundo.
Son fronteras que causan la muerte de miles de personas cada año, personas a las que nos cuesta dignificar, poner cara, escuchar. A pocos miles de km de nuestras casas 1 de cada 3 hombres y mujeres que intentan cruzar el Mediterráneo perece en el intento, muchas veces en el completo silencio de las instituciones y lejos del foco mediático.
Es difícil interpretar la realidad cuando aún somos parte de ella, como bien dice el vicepresidente de Entreculturas Dani Villanueva, pero tenemos el deber histórico de tomar conciencia de lo que está pasando, poner luz, vincularnos. Empecemos por entender: ¿Cuál es la función real de estas barreras? ¿Tienen un impacto efectivo? En esta charla Ted Dani intenta responder a estas preguntas:
Hay que buscar nuevos caminos, crear oportunidades, experimentar, expresarse. Muchas personas se encaran a estas condiciones a través de acciones muy pequeñas o muy concretas, construyen paz e intentan luchar contra la distancia que las barreras crean entre seres humanos.
Proyectos como Muros sin Fronteras (Walls of Connection) impulsado por MasterPeace, contribuyen mediante acciones artísticas a convertir los muros de separación en muros que conectan a las personas. Transforman a través de intervenciones artísticas los muros y paredes de división en conexiones por la unión, la paz, la equidad y la integración de todas las personas en el mundo.
Otras experiencias artísticas nos llevan hasta las fronteras y nos permiten entenderlas a través de los ojos de los y las que se quedan tras ellas o que tienen el valor de cruzarlas.
Teatro Sin Papeles es una compañía formada por actores y actrices que han cruzado la valla. Junto con colaboradores/as españoles traen al escenario sus vivencias, para transmitir la realidad que han pasado y siguen atravesando miles de personas. El teatro se ha convertido en la herramienta para que puedan contar las historias de aquellos que han tenido que salir de su hogar en las peores condiciones.

Es una compañía itinerante, abierta a nuevas incorporaciones, que quiere propiciar el diálogo y el entendimiento intercultural. Actúan en teatros y centros sociales allí donde les llaman. Su labor es encomiable. Podéis conocer más en este reportaje de la Sexta
¿Por qué crees que deberíamos derribar estos muros? Tu voz y tu compromiso, sumados al de muchas otras personas, sí pueden acabar derribando fronteras. Ante mensajes de odio y propaganda de exclusión digamos con firmeza que somos ciudadanos y ciudadanas del mundo y que no entendemos ni barreras ni limitaciones.