Las festividades que caen en estos primeros días de noviembre nos invitan a parar y a pasar por el corazón los rostros de aquellos y aquellas que nos acompañaron un tramo de camino.
Desde la Escuela, queremos hoy rendir homenaje y dar a conocer el legado de algunas personas cercanas a nuestra organización, vidas entregadas a valores e ideales “contracorriente”, que nos nutren en nuestro compromiso y nos indican el camino a seguir. Santos de la puerta de al lado, maestras, guías que, aunque no estén presentes ya físicamente, nos siguen inspirando e incitando a entregar al mundo lo mejor de nosotras.
Aquí, como si preparáramos un altarcito para el recuerdo, os los presentamos.
Jorge Cela
Recuerdo de Ramón Almansa
En Fe y Alegría tenemos la gran suerte de convivir con gente excepcional, con santos que muchas veces pasan a nuestro lado de puntillas y cuando nos dejan, es cuando somos conscientes de lo mucho que nos han enseñado y de lo mucho que han aportado en la transformación que soñamos. Una de esas personas que me ha marcado profundamente es Jorge Cela.
Hace un año se fue inesperadamente. Muchos le recordaréis en su etapa de Coordinador de la Federación Internacional de Fe y Alegría. Fueron muchas las veces que nos visitó.
Jorge siempre tuvo los pies en el barrio, su conexión con los más excluidos era maravillosa. Todos sus discursos, siempre cargados de hondura y siempre inspiradores, giraban entornos a su experiencia de caminar junto a los pobres. Siempre nos recordaba lo que era central e importante. Sin distracciones.
Jorge nos enseñó a hacer incidencia por el derecho a la educación con profundidad, rigurosidad y siempre trayendo los rostros. Nos enseñó sobre la importancia de que toda acción, todo proyecto de transformación, todo intento de cambio debe estar basada en dar protagonismos a la gente, era un convencido de la educación popular.
Jorge ejerció un liderazgo siempre basado en el equipo, sin personalismos, creo que su timidez le hizo ser un maestro de la distancia corta. Sabía crear una cercanía y una escucha auténtica.
Y todo esto siempre con una sonrisa serena. Gracias Jorge.
Fernando Cardenal
Recuerdo de Gemma López
Fernando Cardenal, jesuita nicaragüense, teólogo de la liberación, defendió siempre los derechos de las personas empobrecidas, de las y los descartados/as. Agarró lapiceros y papel y emprendió una Cruzada Nacional por la educación, que movilizó a al país entero, entre maestros y maestras, estudiantes, amas de casa y trabajadores /as,; que supuso la reducción del analfabetismo en Nicaragua del 50,35% al 12,96%. Ocupó el cargo de Ministro de Educación de 1984 a 1990.
Cada domingo al atardecer, nos reuníamos Fernando y nuestra comunidad -San Romero de América- en la UCA (Universidad de los Jesuitas en Managua) a celebrar la eucaristía: me sorprendía y conmovía la radicalidad de su denuncia ante las injusticias que vivía el pueblo, sin carga de odio hacia los opresores/as; desde una espiritualidad vivida que me hablaba de un Dios Padre-Madre vivo, que nos ama y acoge a todos y todas. En mi fuero interno pensaba y pienso, que eso sólo puede ser propio de las personas que son Santas.
Sus últimos años, los dedicó a la labor educativa de Fe y Alegría en el país; además, visitaba a sus amigos y amigas en barriadas y comunidades humildes, donde ponía en práctica sus propios consejos: “Perla preciosa (nunca me llamó por mi nombre, siempre me decía así, porque me llamo Gemma), tienes que tener amigos/as pobres; no digo conocidos/as, digo amigos/as… porque con ellos/as reirás, llorarás, compartirás el pan cuando lo haya y te desvelarás; el contacto con el pobre, nos salva, porque nos compromete”. Tenía una sensibilidad especial cuando miraba a las personas; sabía ver la potencialidad buena que en ellas hay.
Su sueño: “Mi esperanza es que los jóvenes vuelvan a las calles a hacer la historia”. Fernando Cardenal… ruega por nosotros/as, ruega por nuestra querida Nicaragua y su pueblo.
Frido y su humanidad al servicio de los refugiados
Recuerdo de Pablo Funes
Seguramente no todo el mundo en Entreculturas ha conocido a Frido. Fue un jesuita alemán con una formación amplia, no solo en filosofía y teología, sino también en matemáticas y física. A mediados de los ’80 tuvo su primera experiencia con JRS en Filipinas, acompañando refugiados que huían de la guerra de Vietnam. Eran los tiempos en que JRS empezaba a organizarse y convertirse en una respuesta global de la Compañía por la causa de los refugiados. Y más adelante a África, primero a Uganda y después a Nairobi para dirigir la región de África del Este. Fue un periodo intenso, de un JRS atendiendo las enormes consecuencias de los conflictos en Sudán y Somalia y a miles de refugiados. Después volvió a Alemania, para dirigir allí al JRS, y posteriormente de nuevo a Uganda, que a pesar de sus problemas de salud, siempre quiso estar cerca y entregarse por los refugiados en estos rincones complejos de África.
Frido siempre tenía una enorme sonrisa y gustaba de largas conversaciones, soñando, imaginándonos un JRS capaz de desplegar misión en esos lugares donde otros no llegaban. «Vieja Escuela» del JRS, maestro para muchos que veíamos como conseguía el milagro de llevar dignidad y esperanza en los dramas de los terribles conflictos que asolan la región africana. En 2011, cuando una gran hambruna asolaba Somalia y parte de Etiopía, Frido y su equipo fueron para allá para intentar organizar una respuesta del JRS a esta crisis. Nos decía, con lágrimas en los ojos: «la gente muere en el camino, no consiguen llegar a los campos, tenemos que hacer algo, no podemos quedar indiferentes». Él se puso manos a la obra y en pocos meses había ya un equipo y unos proyectos funcionando en Dollo Ado, y hoy es una de las grandes operaciones de JRS y seguramente sin la visión, pasión y el buen hacer de Frido, hubiera sido difícil que este pequeño (o gran) milagro ocurriera.
Luis Giménez Lombar
Recuerdo de Raquel Martín
Querido Luis,
Nos dejaste en mitad de la pandemia, después de un gesto de cariño, acompañar a una persona enferma a la que no querías dejar de lado. Ese eres tú. “Nunca dejar de lado”, nunca dejar indiferente.
Tu legado es la creencia firme en una educación popular para todas las personas, que como es debido, pusiese todo patas arriba y generase cambios.
Esa educación popular qué te llevó a reinventar Fe y Alegría en España y a impulsar VOLPA como el camino de transformación necesario para que sucediesen cosas. ¡Y vaya si sucedieron! miles de jóvenes y no tan jóvenes, de hombres y mujeres se comprometieron con el voluntariado VOLPA y hasta hoy, en un camino sin retorno: ir al encuentro de la vulnerabilidad, comprender y vivir en carne propia los desgarros de la injusticia, descubrir a través de las personas acompañadas nuestra propia vulnerabilidad.
El voluntariado en el que tú creías y el que nos ha dado sentido a estructuras como Entreculturas es eso: un camino que deja huella y con el que comprobar que solo de la mano, sin dejar a nadie de lado, podremos generar un mundo sano.
Gracias Luis por tu alegría. Por contagiar ánimo y abrir la casa y el voluntariado a una mayoría. Por hacernos reír y disfrutar del compromiso con la justicia desde el aprendizaje y la apertura a lo nuevo. Sonreímos Luis, porque a buen seguro, nos estarás mirando.
Maripi, delegada de Entreculturas Cantabria
Recuerdo de Leticia Alonso
No ha sido fácil elegir sobre cuál de nuestras santas, de nuestros santos, escribir. Son ya muchos años de personas comprometidas voluntariamente con Entreculturas, y según pasa el tiempo se van sumando gentes a “esa otra delegación” formada por quienes nos acompañan desde otro plano, alentándonos en la misión. Nos dejamos guiar, entonces, por la despedida más reciente: la de Maripi, que fue Delegada de Cantabria los últimos 4 años, voluntaria de Entreculturas desde hace 10, que falleció de manera inesperada el miércoles 6 de octubre, no hace un mes. Poner los ojos y el corazón en ella será motivo de inspiración, de reconocimiento, de acción de gracias, y de recuerdo y homenaje también a esas otras tantas personas buenas que nos han dejado.
Maripi sabía disfrutar de las oportunidades que le daba la vida de pasear con su gente querida, de la belleza de los lugares, los viajes… Y sabía, también, responder con urgencia a la misión. Cuando le recordabas que había llegado
un informe, ella te respondía que ya lo había llevado al Gobierno de Cantabria; acompañaba y animaba a su equipo para que no hubiera cole sin calendario de Entreculturas; cada carrera, con viento y lluvia, contó con ella a hora y a deshora; el colegio de los jesuitas recibió sus visitas cargadas de propuestas de colaboración; el voluntariado más joven y el “voluntariado Senior” de la delegación reconocían en ella el corazón de Entreculturas. Fiel, comprometida,
luchadora, gran colaboradora de la Compañía de Jesús, del Reino y su Justicia.
De muchas maneras, a veces evidentes, otras veces más sutiles, con un trabajo constante aun en los momentos en los que la salud no le acompañó, Maripi se hacía Fe y Alegría, se hacía Servicio Jesuita a personas Refugiadas, se hacía colegio, ciudadanía global, corredora… Nada era obstáculo si lo requería la misión.
Le preocupaba el equipo, sus compañeras y compañeros en este camino, cuál sería la mejor manera de apoyarlos, de dinamizar, de acompañar, sin violentar y, al tiempo, sin dejar… Se quejaba cuando creía que la ocasión lo merecía, era sincera y directa. Una de cal y otra de arena, guiándose por su intuición y su buena voluntad.
GRACIAS por tanta entrega, tanta energía e ilusión. Ojalá sepamos siempre reconocer tu empuje, tu legado. GRACIAS, MARIPI, bienaventurada con las bienaventuradas de nuestro mundo…
Como bien dice Leti, hay muchísimas más personas que deberían ser incluidas en este artículo. Por todas ellas, por sus vidas entregadas: gracias.
Y también a Ramón, Gemma, Pablo, Raquel y Leticia.
1 Comentarios
Gracias, jorge, ramón, gemma, fernando, frido, pablo, raquel, luis, maripí y leticia. animos!!!