El consumo de carne de forma masiva en la alimentación humana está creando grandes desequilibrios de todo tipo, desde los personales (grasa, sobrepeso…) hasta ecosistémicos, contribuyendo de una forma muy importante al cambio climático con todas sus interrelaciones e implicaciones.
Los datos pueden ser la mejor explicación para entender la gravedad del problema:
1. Las vacas pesan más que las personas.
Como vemos en la imagen1 los mamíferos de explotación cárnica y láctea son dominantes, en detrimento de la vida salvaje que se ve arrinconada y con mucha pérdida de biodiversidad.
2. Además de pesar más, ellos son muchos más. También lo podemos ver en el esquema-imagen2. Se calcula que en el mundo en este momento hay:
1.400.000.000 vacas
1.000.000.000 cerdos
23.000.000.000 pollos
50.000.000.000 gallinas
2.000.000.000 ovejas
Todos estos animales se crían para la alimentación humana. La gran mayoría en granjas sin ver la luz del día en toda su vida.
3. Son más, pesan más ¿qué problema hay?
Uno y muy grande. Alguien escribió en una ocasión “si un extraterrestre se acercara al planeta Tierra pensaría que la especie dominante son las vacas”. ¿Por qué es un problema? Por el espacio agrario que estos animales necesitan para alimentarse y por la contaminación que provocan al expulsar gas metano, un gas de efecto invernadero mucho más contaminante que el CO2.
4. Cultivamos el suelo ¿Para quién?
Uno de los problemas que tiene el excesivo consumo de productos de origen animal es precisamente la ocupación de superficie productiva que se necesita, debido a la poca eficiencia energética que tiene su producción. Como puede verse en la imagen3 la producción de carne de vacuno es la de más baja eficiencia. En una afirmación genérica para hacernos una idea, podríamos decir que para producir 1 kg de carne se necesitan 6-8 veces más de superficie de cultivo que para producir 1kg de alimentos vegetales, por tanto seis veces más de agua, de abonos químicos, de fitosanitarios, de maquinaria que usa combustibles fósiles, de transportes. Un sistema irracional. Hoy hay voces que indican que para la población mundial que somos y seremos no hay posibilidad de más superficie de cultivo. Está todo cubierto. Pues bien, aquí se vislumbra una manera de liberar millones de hectáreas que ahora se cultivan para producción animal.
5. La proteína que alimenta el ganado intensivo.
Otro gran problema de la producción animal es que para que sea más eficiente, y por tanto más rentable para las empresas, necesita alimentos hiperproteicos (para que los animales tarden menos días en engordar). Esto se consigue en base a torta de soja (transgénica, por cierto), producida en el Amazonas (Brasil, Paraguay) y que además de destruir la selva conlleva mucha contaminación de fitosanitarios (el famoso glifosato) y de transporte. Como veis, poco a poco todo se va complicando. Para colmo del despropósito, un tercio de los alimentos producidos se estropean y no llegan a consumirse, muchos de ellos ya envasados en plástico (otro modo fácil de liberar terreno de cultivo es evitar el desperdicio).
6. ¿A quién le importa la alimentación humana?
Hoy día la industria alimentaria es simplemente un negocio, no está orientada a la alimentación de las personas. Unas pocas empresas controlan la mayor parte de la distribución de alimentos en el mundo. Son multinacionales cuyo objetivo es su cuenta de resultados (la maximización del beneficio es la estrategia asesina de las multinacionales, como decía Ziegler, y no sólo de las de la alimentación). A cualquier agricultor “industrializado” no le importa donde va su producción, ni siquiera si se tira o se aprovecha, con tal de que le paguen un buen precio por ella. Han desligado la producción del entorno, de las personas y de su función social.
A poco que hayamos leído esto despacio se nos ocurrirán muchos cambios que podemos impulsar. Sugiero alguno:
. Calcular las proteínas que necesitamos cada uno y determinar de dónde van a salir, de qué vegetales y de qué productos animales. De estos últimos elegir los más eficientes energéticamente (lácteos, huevos..). Estaremos más sanos y reduciremos drásticamente el consumo de proteínas “caras” para nosotros y para el planeta.
No hay porqué dejar de comer productos animales, hay que racionalizar. Consumimos más proteína de la que necesitamos.
. Consumir productos que provienen de nuestro entorno. Como en el punto anterior vamos a ahorrar mucho dinero y nos damos un gusto. El km 0 no es una moda, es necesidad. Prescindir de los envoltorios de plástico no es una moda, es salvar el planeta.
. Reducir a cero el desperdicio alimentario tanto en casa como en restaurantes.
. Aumentar nuestra dieta vegetariana, ecológica. Además de ser más barato que consumir carne producida en Polonia con soja de Brasil, colabora activamente con la justicia socioambiental.
. Disminuir o no consumir productos comercializados por las multinacionales. Consumir es un acto moral y es un mensaje directo al mentón de los poderosos y está a nuestro alcance.
. Dar a conocer este problema con tranquilidad y racionalidad en nuestros entornos e ir creando una cultura de consumo consciente y responsable.
Hay tarea! Manos a la obra! Papel, boli, cálculos y compromisos.