La infancia y la adolescencia siempre ha sido un territorio propicio para el cine, algunas grandes obras de los maestros han transitado por esta etapa biográfica definitiva, donde quedan impresos los recuerdos y los aprendizajes que nos marcarán toda una vida.
Además de las propuestas que aquí les dejo, podría haber realizado una extensa lista tan solo con películas sobre la niñez de algunos de los más grandes directores de la historia del cine: La noche del cazador (Charles Laughton, 1952); Juegos Prohibidos (René Clément, 1952); la infancia de Iván (Andrei Tarkovsky, 1962); El espíritu de la colmena (Victor Erice, 1973), ); Fanny y Alexander (Ingmar Bergman, 1982); Adiós muchachos, (Louis Malle, 1987); Jack (F.F. Coppola,1996); La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 1999)…
El chico (Charles Chaplin, 1921)
No hay nada más moderno que lo clásico. Entrañable película del cine mudo, en la que el personaje del vagabundo interpretado por Chaplin se hace maduro sin abandonar su entrañable humanismo.
La película recorre la infancia de un niño no deseado, que es abandonado por su madre y lo recoge un desenfadado vagabundo que intenta deshacerse del él, pero al que finalmente terminará adoptando. Su infancia transcurre entre la pobreza y las pillerías que cometen para sobrevivir hasta que un giro del destino vuelva a llevar al chico hasta su madre.
Con empatía y humor Chaplin nos mostrará como el mayor miedo de un niño es el abandono y el sentimiento de orfandad y la necesidad de amor y acogida en esos primero años de vida.
Los 400 golpes (Francois Truffaut, 1959)
Otro clásico imprescindible. No hay ningún cinéfilo que se precie que no retenga en la retina la escena final de este estandarte de la Nouvelle Vague francesa: el rostro de Antoine Doinel cuando por fin alcanza el mar.
La película se centra en la vida de Antoine (Jean-Pierre Léaud) un muchacho incomprendido, rebelde y a quien sus padres y maestros apenas prestan atención. Su único bastión es la amistada con Rene, compañero de colegio con quien se escapa de clase hasta que se topa con la cruda realidad familiar.
Por culpa de un pequeño hurto acabará en un centro de menores del que terminará huyendo. Los cuatrocientos golpes son esos continuos sinsabores que irán matando la infancia de Antoine.
Inside Out (Pete Docter, 2015)
Una de las obras maestras producida por la colaboración de Pixar y Disney, que permite el visionado en familia y toma a los espectadores por seres capaces de pensar y divertirse al mismo tiempo, independientemente de la edad.
Narrada desde dos planos, Del revés cuenta las vicisitudes de Riley, una preadolescente que sufre un traslado familiar traumático dejando atrás su confortable vida en un idílico pueblo de Minnesota por una desconocida y enorme San Francisco. Será está la espoleta que cambie por completo el estado emocional de la niña y convierta su cabeza en una especie de camarote de los Hermanos Marx, en el que las cinco emociones –Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Asco- absolutamente desnortadas y en ebullición nos muestren cómo funciona el cerebro de una joven de 11 años en plena crisis de crecimiento. 
Entendida la emoción como una manera de percibir nuestro entorno que nos condiciona o impulsa a comportarnos de una manera, nuestra protagonista se verá inmersa en una vorágine emocional que no comprende, pero que el espectador va descifrando gracias a ese segundo plano narrativo que se desarrolla en su azotea.
Cuando naces…ya no puedes esconderte. (Marco Tullio Giordana, 2005)
Película de rabiosa actualidad. Debería ser vista de forma obligatoria en todos los colegios de España, como tantas otras aquí reseñadas… El film analiza el fenómeno de la inmigración clandestina en nuestras sociedades europeas, pero desde la mirada de un chico de 12 años.
Asistimos al viaje hacia la madurez de un adolescente, Sandro (Matteo Gadola), que en unas horas pasa de estar de vacaciones con su padre en un confortable yate, a compartir el incierto y duro destino de un grupo de inmigrantes clandestinos. Los días vividos junto a otros dos adolescentes rumanos Alina (Esther Hazan) y Radi (Vlad Alexandru Toma), en las precarias condiciones de un viejo pesquero casi arruinado y en un centro de acogida, le obligan a replantearse muchas cosas y a interpelar de forma crítica su alrededor, empezando por sus padres. A su regreso a casa, sabemos que, a pesar de lo vivido, Sandro nunca será uno de ellos, pero comprendemos que su convivencia con Alina y Radu le ha convertido en un ser diferente.
Rebelde (Kim Nguyen, 2012)
Drama de gran dureza, es la narración que la propia protagonista, Komona (Rachel Mwanza), hace de su corta biografía al hijo que lleva en sus entrañas fruto de una violación.
Es el relato de explicar lo inexplicable y de encontrar los motivos por los que la vida merece la pena vivirse. Una historia que comienza en un pequeño poblado a las orillas de un lago, en un país inconcreto del África subsahariana, cualquiera de esos que de vez en cuando nos sobrecoge en un telediario por un conflicto armado o matanza irracional, en el que detrás siempre hay intereses económicos de los países desarrollados. Se inicia aquí el viaje iniciático de una niña africana que debe ser protagonista de un asesinato cruel y bárbaro, que le transformará en un soldado. Obligada a combatir como guerrillera junto a otros niños, la tragedia de su pasado le acompañará en forma de fantasmas y visiones, que muy acertadamente, el director transformará en caligrafía poética.
Chema González Ochoa es historiador, periodista y cinéfilo. Trabaja como director de programas en la Fundación SM