En la propuesta de atender adolescentes desplazados por la violencia, advertimos que la mayoría provienen de familias disfuncionales y a una corta edad, en su afán de superar su exclusión son reclutados por pandillas con fines criminales, que van desintegrando la personalidad a cambio de reconocimiento y de pertenencia a una estructura desafiante con el poder hegemónico. La violencia extrema, las adicciones, el adultomorfismo, la perversión y la destrucción son el coste de esta búsqueda de subsistencia vital.
Estos jóvenes cuando por diferentes razones quieren salir de la pandilla son perseguidos y en su huida buscan un lugar que si bien los Estados Unidos de América está en su imaginario como un futuro idealizado y donde pueden satisfacer sus expectativas de proveer a su familia de origen, a veces en su recorrido pueden contemplar otras opciones de residencia temporal o permanente, sobre todo por la cada vez mayor dificultad de cruzar la frontera estadounidense.
Video explicativo de la BBC sobre los tipos de muros ya existentes entre México y Estados Unidos
El sueño americano como un imposible
Si en la migración gradual tradicional se aseguraba un contacto (familia, amigos) en EEUU que facilitaba la inserción en el país y además adelantaba los gastos muy elevados del tránsito guiado (tráfico de personas) para cruzar México y la frontera, en el nuevo escenario de desplazamiento forzado, ya no existe esa conexión, lo que convierte casi en un imposible la realización del sueño americano.
De esta forma, las personas que han dejado a sus familiares en sus países y sin vínculos, ni un lugar donde llegar, van hacinándose en las ciudades fronterizas del norte mexicano en un escenario donde el crimen organizado hace del fenómeno migratorio una industria muy lucrativa (trata de blancas, extorsiones, secuestros, tráfico de drogas…)
Construyendo futuro
En nuestra experiencia de acompañar a los y las adolescentes en un proyecto de atención a sus necesidades bio-psico-sociales-espirituales, por cierto algo nuevo en ellos/as por la renuncia sistemática de las propias necesidades en favor de las de la pandilla, el sentido que les proporcionó una vida en un contexto amoroso les hizo trascender su dolorosa realidad.
Con las heridas del alma abiertas, adicciones, alteraciones bioquímicas cerebrales, una profunda vergüenza al sentirse condenados y el corazón dividido, ante el anhelo de seguir perteneciendo al mundo de donde provienen y adentrarse en un mundo diferente, fuimos construyendo un futuro, a veces incierto, donde también se hizo imprescindible aceptar los destinos de cada una y cada uno.
El proyecto representó un encuentro de personas que unidas por algo más grande compartimos la aventura de vivir una esperanza donde más allá de las diferencias, lo esencial (el amor, la libertad, la inclusión, la igualdad…) fue transformando nuestras miradas. Las personas facilitadoras transitamos de la exigencia que solemos hacerle a la vida hacia una generosidad radical y hacia una aceptación de las cosas tal como son. Las personas adolescentes transitaron de la desesperanza, la vergüenza y el aislamiento social hacia la conexión con personas adultas que les proporcionaron un envoltorio de seguridad para poder desarrollarse.
Siempre voy a recordar cada una de las palabras que me arrojaron a corazón abierto, en momentos insólitos, anhelando una familia, llorando por una infancia robada, admitiendo con gran vergüenza los daños infringidos a otros, odiando por las torturas y humillaciones sufridas, expresando el miedo a ser felices.
En más de una ocasión no he tenido palabras para contestar, tan solo el asentimiento al misterio de la vida, a mi perplejidad por tanto dolor, a mi admiración hacia tanta grandeza en sus actos humildes, a la incertidumbre de sus futuros hostiles, a la satisfacción de poder servirles. Descubrimos con satisfacción que lejos de la ayuda oficial hay voces, experiencias, actores sociales, que habilitan la mirada y la palabra de quienes son deshumanizados por el grupo dominante, construyendo soluciones que responden a necesidades negadas y excluidas.
Es sorprendente advertir que en los márgenes, la vida se expresa con fuerza, creatividad y sentido, y se van tejiendo relaciones de igualdad y construyendo proyectos de insumisión y resistencia a las injusticias sociales.
Esta es la segunda parte de la entrada escrita por:
Carlos Moriano fue VOLPA en México apoyando en el albergue “Hermanos en el camino” y fundador junto a otros del proyecto “Adolescentes en el camino”
Fotografías extraídas del perfil de facebook de Adolescentes en el camino