El cine no ha sido ajeno a la atracción ejercida por las biografías de algunos grandes personajes, inspiradores. Santos laicos, luchadores, héroes del día a día -con frecuencia anónimos que la historia rescata a posteriori-, pero que han abierto brecha para una sociedad más justa y equitativa, que han peleado por la igualdad y la justicia o reivindicado derechos y salvados centenares de vidas. He aquí una selección de algunos de estos personajes ejemplarizantes e iluminadores.
Como siempre he procurado conjugar la forma y el mensaje, la calidad cinematográfica con el valor de lo que cuentan, y que los personajes y sus historias fuesen reales no ficciones.
Ghandi ( Richard Attenborough, 1982)
Biografía cinematográfica de un personaje imprescindible de la historia del siglo XX. El filme recorre las vicisitudes de la vida de Mahatma Gandhi, desde su formación como abogado en Londres hasta su asesinato en la India, pasando por el incidente que le hará tomar conciencia e iniciar su actividad política y social: la expulsión en un tren en Sudáfrica por ser indio y viajar en primera clase. Recibido como un héroe en la India, asumirá el liderazgo por la independencia del país frente al Imperio británico mediante una campaña de no-cooperación no violenta, a la que rápidamente se unirán millones de compatriotas, hasta hacer claudicar al gobierno inglés y obligarle a negociar.
Poco más se puede añadir de un personaje que instauró una nueva forma de hacer política y plantear los conflictos desde la paz y la protesta pacífica, inspirado desde una profunda espiritualidad y fe religiosa, y el respeto por la dignidad de las personas.
Erin Brockovich (Steven Soderbergh, 2000)
Película inspirada en la vida de la abogada Erin Brockovich, que a pesar de sus veinte años es de rabiosa actualidad. La obra nos muestra la lucha de una abogada que lidera una demanda colectiva contra la empresa Pacific Gas and Electric Company (PG&E) quien contamina las aguas en sus procesos químicos y las vierte sin tratar, provocando enfermedades entre los vecinos de la zona. Para calmar la conciencia de sus directivos, evitar demandas y escándalos, la empresa paga los gastos médicos de los afectados sin poner remedio alguno a la contaminación.
Erin luchará contra la multinacional en contra del criterio de sus propios compañeros, incluso del de algunos afectados. La pelea desde el enojo de una simple ciudadana por defender los derechos y la salud de las personas. Todo un ejemplo de coraje, valentía y conciencia ciudadana. Magistral Julia Roberts.
Invictus (Clint Eastwood, 2009)
Con la excusa de la celebración del Campeonato Mundial de Rugby de 1995 en Sudáfrica, la película nos muestra una verdadera catequesis del perdón y la reconciliación que promovió Nelson Mandela desde la presidencia de la república sudafricana. Una apuesta por la reconciliación y la unión fraternal entre enemigos seculares necesaria para construirse un futuro en paz, en libertad y con garantías de éxito.
Recomendable película sobre los esfuerzos de un hombre bueno, que es consciente de que solo podrá salvar a su país el necesario hermanamiento entre blancos y negros y la superación de su pasado enfrentado. La sencillez e inteligencia con que lo logra se va viendo en pequeños detalles cotidianos y en los grandes problemas de Estado que va teniendo que resolver.
El corazón valiente de Irena Sendler (John Kent Harrison, 2009)
Sin las virtudes cinematográficas de la Lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993) -película que, por cierto, podría estar entre las aquí seleccionadas, y que por ello cito-, la obra de Kent Harrison es una versión femenina y desconocida de un ángel salvador de judíos polacos. La enfermera Irene Sendler, una empleada del departamento de Bienestar Social de Varsovia, que en el año 1941, con la ciudad ocupada por los nazis, aprovechó su cargo para salvar la vida de más de 2.500 niños judíos del gueto.
El ejemplo de Irene, como el de Oskar Schindler, nos muestra que el coraje y la virtud moral se pueden mostrar y ejercer en medio de la mayor miseria y degradación humana que ha existido, que las victimas tienen rostro y nombre, y que uno es siempre libre y responsable de las decisiones que toma. Esta mujer polaca hizo lo que debía, lo que le dictaba su conciencia, en medio de la indiferencia inmisericorde de la mayoría de sus vecinos.
Loving (Jeff Nichols, 2016)
Una mujer y un hombre se enamoran, se casan tienen un hijo y son profundamente felices. La vida sonríe en ocasiones. O no, si vives en la década de los 50, en el estado de Virginia (EE.UU.) y ella es afroamericana y él blanco. En aquel momento las leyes raciales condenaban a penas de cárcel tal situación, o al abandono del estado por no menos de 25 años.
Lo que podría convertirse en un panfleto soporífero, carne de vulgar telefilm, Jeff Nichols filma una maravillosa historia de amor conyugal interracial, con aire de cine clásico, sutil, con la caligrafía poética de susurro doloroso y esperanzado. Una hermosura de película, para contarnos con serenidad y profundo humanismo un amor contracorriente. Una tragedia griega convertida en una epopeya cotidiana, con la épica del amor conyugal. Tan simple, tan noble, tan fuerte como esa frase que dice a su abogado el marido encarcelado “Dígale usted al juez que amo a mi mujer”. Conmovedora de principio a fin.
Chema González Ochoa es historiador, periodista y cinéfilo. Trabaja como director de programas en la Fundación SM