El 5 de agosto el mundo entero supo que, una vez más, la Amazonía estaba en llamas. Una serie de fuegos iniciados por agricultores y diseñado por multinacionales madereras, con el visto bueno del gobierno de Bolsonaro ¿y también del de Evo Morales?, devastaron más de un millón de hectáreas del mayor pulmón de la Tierra. Todavía hoy siguen las llamas sin apagarse. A su vez durante todo el mes de octubre se ha celebrado el esperado Sínodo Amazónico que ha despertado grandes esperanzas de transformación en la Iglesia.
Pero, ¿sabemos realmente qué es la Amazonía, aparte de la región atravesada por el gran río y con la mayor diversidad de animales y plantes de la biosfera terrestre? Aquí les dejo 5 películas para saber más de este gran territorio.
Amazonia eterna
( Belisario Franca, Brasil, 2012)
Para quien esto escribe, sin duda, el mejor documental que hay sobre la Amazonia. Sincero, honesto, poético y real, recoge el trabajo de muchas personas, incluidas los habitantes de la propia selva amazónica, y sus encomiables esfuerzos para mantener el difícil equilibrio de la explotación sostenible de los recursos y la defensa de los derechos comunitarios y medioambientales de la región. Fácilmente accesible en las plataformas digitales.
El canto de la selva
( João Salaviza y Renée Nader Messora, Brasil 2018)
El bellísimo y sugerente título original, que traducido podría ser “La lluvia está cantando en al aldea de los muertos”, nos dice más que el simple y funcional adoptado en España. Pues el original está más cerca de la verdad poética que encierra el documental.
La película mezcla lo ficcional y poético con lo real del pueblo indígena de los Krahô, para enseñarnos su especial relación con el mundo de los vivos y los muertos, con una mirada nada complaciente ni paternalista de los nativos. Obra fundamental para ayudarnos a mirar con otra perspectiva y entender mejor a las poblaciones que habitan la Amazonía.
El abrazo de la serpiente
(Ciro Guerra, Colombia, 2015)
https://www.youtube.com/watch?v=G3sWJyiElUg
Original película colombiana, que optó a los Oscar, en la que el un chamán último superviviente de una tribu extinguida sirve de excusa para unir dos viajes, el del fotógrafo Theodor Koch-Grünberg en 1909, y el del botánico estadounidense Richard Evans Schultes en 1940 en busca de la yakaruna, una planta sagrada de propiedades alucinógenas. En realidad, los dos viajes son la excusa para mostrar el paso del tiempo y el peso trágico de la historia colonial y del capitalismo sobre la Amazonía y sus gentes.
Fiztcarraldo
(Werner Herzog, Alemania, 1982)
Obra de culto para cualquier enamorado del cine, también nos habla de una Amazonía en peligro ante las descabelladas locuras del capitalismo y del hombre occidental capaz de arrollar todo lo que encuentra con el fin de lograr sus metas. A una ciudad del interior de la Amazonia ha llegado un empresario del caucho tan obsesionado por la ópera que pretende crear un teatro en mitad de la jungla el que actúe el mismo Caruso. Impresionante en su realización, Fitzcarraldo nos alerta de los excesos de una civilización irrazonable.
El viejo que leía novelas de amor
(Rolf de Heer, Australia, 2000)
Hay muchas otras películas mejores desde un punto de vista cinematográfico que esta, incluso está por debajo del libro de Luis Sepulveda que la inspira, pero tienen el valor de ser una obra para todos los públicos, de fácil visionado y mensaje claro y directo.
La película, que engancha directamente desde lo emocional, nos identifica con la sensibilidad y la forma de vida del pueblo shuar antes incluso que la toma de conciencia del viejo Antonio José. Cautivadora, tierna y sencilla.
Chema González Ochoa es historiador, periodista y cinéfilo. Trabaja como director de programas en la Fundación SM