El cine, como todo Arte, es la expresión de la conciencia, la preocupación, la reflexión y los sentimientos del hombre. De lo contrario no sería Arte sino simple divertimento (en muchos casos se queda en eso). No es difícil encontrar bastantes buenas películas que muestran la preocupación por el cuidado del Planeta, del entorno en el que vivimos, de la belleza divina de la creación. Podremos descuidarla, enfermarla, transformarla o deteriorarla, pero la Tierra seguirá ahí, quien desparecerá será el ser humano. ¿Estamos en el camino del ecocidio? Ahí van 5 películas pera disfrutar y reflexionar, hay muchas más…
1.- La sal de la Tierra (Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, Francia, 2014). El director alemán y Juliano R. Salgado siguen con su cámara al gran fotógrafo brasileño Sebastián Salgado (padre de Juliano), quien mejor ha retratado las miserias del ser humano y la belleza del planeta en el que vive. Este documental es un maravilloso homenaje a los paisajes y las tierras vírgenes, a los hábitats más diversos, a las selvas y a los horizontes que todavía aparentan la pureza edénica sin la domesticación del hombre.
No es una simple colección de bellas imágenes es una reflexión sobre los interrogantes y las desigualdades que plantea el futuro. Una toma de conciencia y de postura irrenunciable.
2.- Tierra (Alastair Fothergill, Mark Linfield, Reino Unido, 2007). La cara B de la película de Wenders-Ribeiro Salgado. Un producto para todos los públicos, no exento de calidad técnica. Dos experimentados documentalistas de la BBC filman la Tierra en sus diversas estaciones y muestran las migraciones y comportamiento de algunas especies animales, al tiempo que alertan de los peligros que la actividad y la inconsciencia humana están amenazando a espacies y entorno naturales.
Impactante y de gran potencial visual, fácil de ver, puede ser una buena excusa para el debate y el comienzo de algunas preguntas.
3.- Dersu Uzala (El cazador) (Unión Soviética, Akira Kurosawa 1975). Conmovedora, profundamente humana, toca el corazón aunque la hayas visto cien veces. La inclemente y salvaje taiga siberiana es el escenario en el que se forja la amistad entre un geólogo militar y un cazador nómada. Luego el militar acogerá en su entorno urbano al cansado y envejecido cazador.
Humana, sencilla y profunda, con tono de elegía, es una hermosa reflexión sobre la relación entre los hombres y la necesaria armonía entre la naturaleza y el ser humano.
4.- Un lugar en el mundo (Adolfo Aristaráin, Argentina, 1992). Una de esas películas imprescindibles que debería estar en el temario obligatorio del Bachillerato. Un geólogo español viaja a un perdido pueblo, en la provincia argentina de San Luis, contratado por un cacique local para buscar petróleo. La sola posibilidad de encontrar el oro negro altera la convivencia y se siente como una amenaza a la vida comunitaria de los campesinos y ganaderos.
Rodada con la nostalgia de quien sabe que libra batallas perdidas, pero también de quien sabe que la dignidad es invencible. Sencilla y diáfana, nos habla del compromiso, la solidaridad, la lucha por la justicia y la necesidad de saber dónde y cómo se sitúa cada uno en los momentos importantes de la vida. Imprescindible.
5.- Tierra Prometida ( Gus Van Sant, EE.UU, 2013) Película de denuncia, con un tema bastante actual. Los hechos se desarrollan en un pueblo de la Minnessota más profunda y perdida, adonde llegan dos empleados de una gran compañía extractora de gas con la intención de comprar las tierras de los empobrecidos granjeros para comenzar la extracción, con el controvertido método de la fractura hidráulica (fracking) del subsuelo. Método éste, cuyas consecuencias negativas están todavía por conocer en toda su extensión. Lo que nos plantea no una lucha entre una gran corporación minera y una empobrecida población rural, sino la catarsis interior de un buen tipo, que podría ser alguno de nosotros en nuestra jornada laboral.
Así, lo realmente interesante de Tierra Prometida es el ajuste de cuentas personal, la toma de conciencia y decisión moral, que debe asumir cualquiera ante el dilema de decidir entre una ética pública y otra privada. Dejar al lado los principios y los sentimientos anteponiendo los intereses laborales o ser fiel a sí mismo. “Es solo un trabajo” o nos estamos jugando algo más grave.
Chema González Ochoa es historiador, periodista y cinéfilo. Trabaja como director de programas en la Fundación SM