Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para las personas y para el planeta constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo. En 2015, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la cual se establece un plan para alcanzar los Objetivos en 15 años.
Actualmente, se está progresando en muchos lugares, pero, en general, las medidas encaminadas a lograr los Objetivos todavía no avanzan a la velocidad ni en la escala necesarias. El año 2021 debe marcar el inicio de una década de acción ambiciosa a fin de alcanzar los Objetivos para 2030.
Enero, como mes en el que celebramos el Día Escolar de la Paz y la No Violencia, es una buena disculpa para acercarnos al ODS 16, el que promueve la construcción de sociedades justas, pacíficas e inclusivas. Como diría Mahatma Gandhi, a quien recordamos cada 30 de enero, “no hay camino hacia la paz, la paz es el camino”.
Para empezar, resumamos en 10 puntos las metas que se propone el ODS 16:
Por qué es importante este ODS 16
¿Cuál es el objetivo?
Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
¿Por qué?
Para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible son necesarias sociedades pacíficas, justas e inclusivas. Las personas de todo el mundo tienen que sentirse seguras a lo largo de su vida, independientemente de su origen étnico, religión u orientación sexual. A fin de avanzar en la consecución de los ODS, necesitamos instituciones públicas eficaces e inclusivas que puedan proporcionar educación y asistencia sanitaria de calidad, aplicar políticas económicas justas y brindar una protección inclusiva del medio ambiente.
¿Qué hay que hacer para lograrlo?
Para lograr la paz, la justicia y la inclusión, es importante que los gobiernos, la sociedad civil y las comunidades trabajen juntos para poner en práctica soluciones duraderas que reduzcan la violencia, hagan justicia, combatan eficazmente la corrupción y garanticen en todo momento la participación inclusiva. La libertad para expresar las propias opiniones, en privado y en público, debe estar garantizada. Las personas deben poder participar en el proceso de adopción de las decisiones que afectan a sus vidas. Las leyes y las políticas deben aplicarse sin ningún tipo de discriminación. Las controversias deben resolverse mediante sistemas de justicia y política que funcionen bien. Las instituciones nacionales y locales deben rendir cuentas y tienen que prestar servicios básicos a las familias y las comunidades de manera equitativa y sin necesidad de sobornos.
¿De qué modo me afecta este objetivo en el lugar donde vivo?
Los delitos que amenazan los cimientos de las sociedades pacíficas, incluidos los homicidios, la trata y otros tipos de delincuencia organizada, así como las leyes o las prácticas discriminatorias, afectan a todos los países. Incluso las democracias más consolidadas del mundo se enfrentan a enormes dificultades en su lucha contra la corrupción, la delincuencia y las violaciones de los derechos humanos en sus propios países.
¿Cuál sería el coste de no adoptar medidas ahora?
La violencia armada y la inseguridad tienen un efecto destructivo en el desarrollo de un país, que afecta al crecimiento económico y que suele provocar agravios persistentes entre las comunidades. La violencia, en todas sus formas, tiene un efecto generalizado en las sociedades. La violencia afecta a la salud, al desarrollo y al bienestar de los niños, así como a su capacidad para prosperar, provoca traumas y debilita la inclusión social. La falta de acceso a la justicia implica que los conflictos quedan sin resolver y que las personas no pueden obtener ni protección ni reparación. Las instituciones que no funcionan con arreglo a la ley son propensas a la arbitrariedad y al abuso de poder, y tienen menos capacidad para prestar servicios públicos para todos. La exclusión y la discriminación no solo violan los derechos humanos, sino que también causan resentimiento y animosidad, y pueden provocar actos de violencia.
¿Qué podemos hacer?
Interesarnos realmente por la actuación de nuestro gobierno. Concienciar a nuestra propia comunidad sobre la realidad de la violencia y sobre la importancia de construir sociedades pacíficas y justas, y determinar de qué manera podemos contribuir a la consecución de los ODS en nuestra vida cotidiana. Impulsar el cambio –promover la inclusión y el respeto hacia las personas de diferente procedencia, origen étnico, religión, género, orientación sexual u opinión–. Juntos podemos ayudar a mejorar las condiciones para lograr una vida digna para todos.
Un desafío para todas y para cada uno
Lograr estos 17 Objetivos es un desafío que nos atañe a todos, ya que todos somos responsables de formar parte del cambio. Nuestras acciones de hoy afectarán mañana a nuestros hijos. Todos merecemos oportunidades justas e igualitarias en la vida. Los ODS nos permiten llegar lejos porque son universales y no dejan a nadie atrás.
También es importante entender que estos objetivos están interconectados. No podemos separar la pobreza del hambre, ni la educación del empoderamiento de las mujeres, ni la justicia de la paz, etc. Si entendemos esto, no tardaremos en comprender las necesidades que hay que satisfacer, y a su vez estaremos más cerca de alcanzar los 17 objetivos.
Es hora de devolver al planeta lo que el planeta nos ha dado.
Si quieres seguir ahondando en este tema, aquí te dejamos algunos recursos:
VIDEO: Parar la violencia en tiempos de Covid 19
LECTURA: Paz y recursos naturales
MAPA INTERACTIVO: El mantenimiento de la paz en el mundo