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COP25 con mirada joven

Tiempo de lectura: 3 minutos

Eduardo es uno de los jóvenes que participaron en la COP25, la Cumbre por el Clima que tuvo lugar el pasado diciembre en Madrid.
Le hemos pedido que nos comparta con mirada reposada sus impresiones sobre el evento:

Tuve la oportunidad de participar como observador en la 25 Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático, conocida por más personas como COP25. De esos 12 días de intenso movimiento en Madrid, acompañado por un amigo chileno que estuvo involucrado en la preparación con diversas asociaciones sociales de su país, me gustaría resaltar algunas reflexiones y una mirada como joven comprometido en los aspectos sociales que considero esenciales para un mundo más justo y sostenible.

Me sorprendí al ver en el interior de la Zona Azul (el espacio administrado por las Naciones Unidas en el que tuvieron lugar las sesiones de negociación) a muchas participantes, delegadas y delegados jóvenes pertenecientes a asociaciones juveniles de la ONU que estaban organizados, por ejemplo, a través de YOUNGO (Children and Youth constituency to United Nations Framework Convention on Climate Change).
Gracias a ellas hemos tenido reuniones de coordinación diarias en las que informaban de las negociaciones del día anterior, avisaban de las del día presente e intentaban orientar a los jóvenes delegados para conseguir que la voz joven llegara a todos los espacios posibles, pues durante el día había organizadas infinidad de charlas, negociaciones, presentaciones, etc.

Mi segunda impresión tiene que ver con la dificultad de “acceso” a este espacio para las personas de a pie, la mayoría de la población, pues el evento estaba centrado en agentes políticos que trabajan en niveles muy alejados de la ciudadanía. No quiero con esto restar importancia a la COP, si no destacar su exclusividad (cuando, por el contrario, debería ser una propuesta abierta a todo el mundo) y de ahí la urgente necesidad de que la ciudadanía se haga escuchar y utilice los canales correctos para llegar a los que toman decisiones para nuestra sociedad y el mundo, para recordarles y que no se les olvide que están trabajando para el bien común y especialmente, el de las personas más pobres, excluidas y olvidadas por este sistema (que, recordemos, son las que más sufren por la crisis climática).

Ahora, ya con los acuerdos (fallidos e insuficientes) encima de la mesa tras la COP, entre la rabia por pensar que los políticos y representantes no quieren ver que la ecología requiere de mucho más que un cuidado del medio ambiente (y a veces ni eso se creen), me surge una esperanza por una sociedad que durante estos días no se ha quedado en casa, ni callada, y que -aunque algo tarde- está despertando de un letargo en el que el sistema nos ha introducido y que cala en nuestra forma de estar en el mundo.

Reivindico tras la COP una economía y una política que introduzca los cuidados como norma principal, en los que las personas y la Tierra son tratadas con igual respeto, con la dignidad que se merecen. Ya está bien de empresas que explotan y pasan por encima de derechos y libertades humanas, que  destruyen todo a su paso con el único propósito de convertirse en el número 1 en ventas o en servicios.

Necesitamos hoy más que nunca, una mirada integral al problema y “necesitamos una conversión que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos” (Laudato si, 14) en el que los jóvenes tenemos un papel esencial como despertadores de conciencia y de cambios de modos de hacer que nos conviertan en personas integrales.

 

Eduardo Martín Ruano es el presidente nacional del movimiento Juventud Estudiante Católica

 

 

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