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Desafío docente: agentes de cambio en tiempos de pademia

Tiempo de lectura: 3 minutos

La emergencia del Covid 19 evidencia una crisis en la que ya estábamos inmersos en el mundo educativo.
Esta crisis se ha venido señalando desde la Educación Popular y desde la vivencia de numerosos educadores y educadoras que han cuestionado el sentido de su misión, cambiando el foco del qué deben aprender sus alumnos y alumnas al para qué educar: atendiendo al ser humano en su integralidad, permitiéndole conocer, hacer, convivir, emprender, transformarse, gozar, cuidar la vida del planeta y la vida humana. Hacia ello deben orientarse los procesos y los medios.

La pandemia dejó en evidencia las dificultades y limitaciones de los sistemas educativos, pero a la vez, también, una enorme capacidad de adaptación y re-direccionamiento en tiempo récord. Los educadores/as durante décadas han sido profesionales infravalorados, pero el contexto actual ha evidenciado que son profesionales de primera línea y necesidad; sin ellos se pone en riesgo la educación y sin educación no podemos trabajar en reducir la pobreza ni las desigualdades. Para que la educación sea realmente transformadora se requieren educadores con actitud, vocación de servicio, formación contínua; reconocidos en su labor como agentes de cambio social.

El desafío para los educadores/as ha sido enorme: reprogramar, contextualizar, reinventar, repensar son verbos de acción constante en tiempos de pandemia. Hay que ir evaluando las acciones previstas para ver si surten el efecto deseado o es necesario buscar nuevas respuestas. El gran reto es llegar a toda la población de estudiantes, garantizar logros de aprendizaje, contener emocionalmente y sostener económicamente a los centros. Ha sido un pensar y actuar al mismo tiempo, amasado de convencimiento de que había que hacerlo, pues la emergencia no espera a tener el plan bien armado.

Quiero compartir el testimonio de Daniel Capito, Docente del CECIB Galo Atiaga, ubicada en la Provincia de Chimborazo, Comunidad de Santa Mónica de Maguazo.

“En este tiempo me he dado cuenta que jamás se termina de aprender, que siempre necesitas de actualización o de algo innovador para llegar a tus estudiantes.

Daniel Capito y una alumna

Hemos vivido dificultades porque no existen dispositivos que puedan ayudar a una mejor conexión, la nuestra es una zona rural y aquí tenemos chicos y chicas de escasos recursos, por eso se les ha complicado. Desde el centro educativo se trabajó con impresiones de material para los estudiantes que no podían comunicarse: editamos vídeos de algunos temas y se los enviábamos por whatsapp, realizamos llamadas telefónicas a los que no se reportaban. Fue agradable estar en comunicación con ellos, incluso con los padres de familia porque, primero contestaban los padres y se dialogaba un poco con ellos, luego con los estudiantes…

Organizamos visita a los estudiantes, y fuimos casa por casa, conociendo cómo estaban, qué necesitaban, qué no entendían. Les brindábamos apoyo pedagógico y emocional.

Lo que a mí me deja esta pandemia es aprender a querernos a nosotros mismos un poco más, puesto que muchas veces nosotros como personas no valoramos lo que tenemos. 

Siento esperanza en volver a encontrarnos, el reencuentro va a ser bonito, como nacer de nuevo… lo único que haría es transmitir esa emoción que nos traerá el volver a vernos y poder darnos un abrazo…”

¡¡¡Qué enseñanzas!!!
Valorar la entrega y vocación de los educadores.
Volvernos a encontrar y convivir, porque la tecnología no superará la pedagogía del afecto.


 

Gehiomara Cedeño Toro
Subdirectora Nacional Fe y Alegría Ecuador

 

 

 

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