EL CHAD HOY
Después de más de treinta años desgarrado por diferentes conflictos a nivel nacional e internacional – guerra civil, luchas interétnicas, la invasión Libia y los enfrentamientos con Sudán- el país se encuentra ahora ante una encrucijada tras la muerte el pasado abril del presidente Idriss Déby Itno en el frente de guerra al norte del país. Su hijo, Mahamat Idriss Déby es el encargado de liderar un consejo militar responsable de gestionar el proceso de transición del país.
EL CHAD QUE YO VIVÍ
Me llamo Brunhilde y viví en Mongo (Chad) desde enero de 2008 a junio de 2009. Trabajé en el primer proyecto de escuelas rurales que Entreculturas realizaba en África y fue para mí todo un reto. El Chad no es un país que te de la bienvenida al instante (aunque la gente es sumamente acogedora), hay que realizar una conquista interior primero, crecer, abrirse a las incomodidades, al clima, a las diferencias culturales, la inestabilidad política. Entonces sí que se puede conocer y amar este país con todas sus luces y sombras. Para mí quizá esta toma de conciencia fue el mayor aprendizaje, el mayor tesoro de ese año y medio, la rendición a aquello que la vida es, a aquello que soy yo en medio de la guerra, la deshidratación, la malaria, el cansancio o la incomprensión.
También me ayudó mucho la fuerza moral y la humanidad de las personas que trabajaban conmigo: todo nuestro equipo y especialmente Alfredo, Juan Carlos, Diamantina (que era la otra VOLPA que vino conmigo). Sin su entereza probablemente me hubiera derrumbado en los momentos difíciles.
El equipo durante una formación con Anne Minguet (FyA Perú)
A todos ellos los he llevado desde entonces como modelos de superación frente a la adversidad, sobre todo tras la vuelta a casa, que fue muy complicada en diferentes aspectos. Aunque la realidad del país era dura y había mucho trabajo también había un enorme sentido de comunidad y pertenencia, no sólo vinculada a nuestras tareas, si no al hecho de estar compartiendo el destino del país con la gente de allí. Cuando llegué a España me encontré completamente sola, teniendo que gestionar la muerte de mi padre y muchas otras situaciones difíciles. La experiencia de ese año y medio y todas las personas que fueron para mí ejemplos de determinación y de fe me alimentaron en muchos momentos en los que no encontraba la fuerza para continuar.
Hay tantas personas que nos acogieron con enorme cariño que sería imposible citarlas a todas, Erbie colaboraba con nosotros en el trabajo y como era la mujer del guardián de nuestra casa, prácticamente vivíamos juntas. Empezó siendo como una vecina pero también fue nuestro hogar y su familia se convirtió también la nuestra. Todo nuestro equipo fue fabuloso, y la gente de Mongo, que siempre nos acogió con gran amabilidad. A todos ellos les estaré siempre agradecida.
No cuento mucho más porque me gustaría incluir un poema que escribí sobre aquella época. El Chad está en la franja saheliana, es decir, entre el desierto y el África subsahariana, no es propiamente el Sahara pero la sequedad del territorio -excepto en temporada de lluvias- y la progresiva desertificación así como la precariedad de las condiciones de vida, hacen que la supervivencia sea más dura, y la esperanza aún más necesaria.
Desierto
El sol remoto allá en su cielo
mece la curva de la tarde
en este lugar en que el cielo es siempre
más grande que la vida
allí donde la piedra y la tierra son destino
y se debate el polvo fugaz de la existencia
la roca nace
y de la roca nacen los días
la claridad que ciega
la extensión tardía de algún sueño
los niños empujan su sombra
todos los niños son ríos de arena
y tal vez sus granos fueron un día
lágrimas no lloradas
que secaron la tierra
Mira este yermo clavado
en el sol de los sedientos
y estos niños que vienen
conducidos por sus lágrimas
para depositarlas como una plegaria
como ante la tumba de alguien que se amó
Y quien sabe, quizá bajo este lecho endurecido
desde el fondo del tiempo
una semilla árida y silente
espera excavando los días
la lágrima
que la convierta en flor.