Una de las líneas que trabajamos conjuntamente Entreculturas y Alboan es la de identidad y misión.
Compartimos 5 causas, una misma visión y espiritualidad, que trabajamos a través de encuentros que nos permiten bajar a lo experiencial, práctico y personal.
La semana pasada nos aproximamos a la Causa de Género, que iremos mascando a lo largo de tres sesiones, en una formación virtual presidida por María Luisa Caparrós, antigua trabajadora del área de Educación Para la Ciudadanía Global de Entreculturas y estuvo entre las pioneras en impulsar esta causa dentro de la casa. María Luisa se ha dedicado a la cooperación internacional, el género y la migración como coach y consultora para varias organizaciones que trabajan a nivel local e internacional.
Gracias a su presentación, hemos comprobado que la causa de género está estrechamente e indisolublemente ligada a la labor y la identidad de Entreculturas y Alboan y nos interpela (o así debería hacerlo) a nivel personal, laboral e institucional. A continuación, recogemos las claves más importantes del encuentro virtual.
¿POR QUÉ ES NECESARIO TRABAJAR ESTA CAUSA EN ENTRECULTURAS Y ALBOAN?
Primero hay remarcar que las dos organizaciones tienen un largo recorrido y compromiso en relación a la causa de género. El diagnóstico del trabajo hecho y que se sigue haciendo, para alcanzar la equidad de género ha sido muy positivo. Esto es un punto especialmente importante y relevante, pues:
- como ONGs que se dedican al Desarrollo y la Educación es imprescindible conectar con esta causa para transformar la sociedad.
- como organizaciones de Iglesia no podemos olvidar el posicionamiento de la doctrina social a favor de la igualdad radical de todas las personas como sujetos y protagonistas del desarrollo social y económico.
- como ONGs jesuitas una de nuestras llamadas es superar las realidades de inequidad presentes en el mundo.
La causa de género es también el núcleo de varias cuestiones identitarias, que resumiremos en cuatro llamadas:
1. Fe, Justicia y Diálogo:
El rol de género es completamente cultural, por eso es vital trabajar desde esta perspectiva en proyectos que se acerquen o pongan en contacto a culturas diferentes. Es necesario conocer el contexto y las claves relacionales existentes en él para trabajar en un marco intercultural.
Además, aunque las religiones como instituciones y canales de transferencia de la tradición transmiten una cosmovisión androcéntrica, tienen un enorme potencial y misión radical a contribuir a la causa de género, cambiando estructura y relaciones de poder, proponiendo la vivencia de la espiritualidad desde el encuentro y la inclusión.
2. Fronteras y construcción de puentes
El género es, de por sí, una gran frontera invisible, una frontera hermenéutica. Se hace más difícil de ver y luchar cuanto más cercano nos es el entorno que pretendemos observar, porque nos interpela a nivel personal en nuestras acciones, relaciones y afectos. Requiere un mayor nivel de consciencia y nos llama a encontrar nuevas formas de proceder.
3. Reconciliación
Crear nuevos caminos y relaciones con Dios, la creación y las personas.
4. Fraternidad y amistad social
Para una convivencia en igualdad es necesario integrar la Causa de Género.
LA CUESTIÓN RELACIONAL
Las cuatro llamadas se enlazan a la Causa de Género por un denominador común: las relaciones.
De todos los aspectos que se trabajan en la causa de género, el que más potencial tiene es el relacional, pues no trata exclusivamente de mujeres, ni puede trabajarse exclusivamente con ellas: para conseguir la equidad es necesario trabajar las relaciones de poderes entre hombres y mujeres.
En el trabajo en terreno, desafortunadamente hay mucho camino que recorrer en los proyectos de género, pues muchísimas veces el componente relacional se termina cayendo, disminuyendo críticamente el impacto deseado.
Para transformar las relaciones hay que observar primero los patrones, modelos culturales que influyen en cómo se establecen y rigen dichas relaciones. Es la forma en la que pensamos y organizamos la realidad.
Históricamente solemos categorizar la realidad en binomio, es decir, de dos en dos términos que tienen la característica de ser asimétricos, opuestos. Este pensamiento dualista, con un fuerte componente androcéntrico, ha marcado el desarrollo de la ciencia moderna y causa una simplificación de nuestra manera de ver el mundo y nuestras acciones e interacciones con el mismo y sus habitantes.
Los patrones asimétricos crean y establecen relaciones de poder desiguales (hombre vs mujer, ser humano vs naturaleza, Norte vs Sur…) y esta forma de pensar dualista genera relaciones y formas de interactuar con el mundo y otras personas en términos de dominación/opresión.
La observación de estos patrones tiene un potencial transformador, porque debajo de ellos hay un paradigma ético que desvela estilos relacionales y de poder. Hay dos tipos de poder:
Poder SOBRE, come recurso o dominio: que genera relaciones de contraposición, verticalidad y exclusión
Poder PARA, como cuidado o libertad: que genera relaciones de cooperación, interconexión, encuentro y pluralidad
EL ENCUENTRO
La causa de género es la llave maestra para el encuentro, nos invita a encargarnos de la realidad y transformarla. La equidad de género propone desmontar el molde relacional asimétrico que sostiene las relaciones de justicia y poder que generan violencia, para establecer relaciones basadas en el encuentro, un encuentro que implica cuidado, cooperación, igualdad, servicio, un encuentro transformador que conecta y se conecta a todas las demás causas. Nos ayuda a entender que somos parte del mismo tejido, estamos entretejidos y tenemos que sanar estos vínculos, construyendo relaciones de encuentro en igualdad para cuidarnos mutuamente.