O cómo las pequeñas cosas se hacen grandes
“Cuentan los guaranís que un día hubo un gran incendio en el bosque.
La selva rugía de dolor, pero, sin embargo, todos los animales dormían.
El tucán, el mono, el caimán, el tapir…todos dormían la siesta. Incluso el rey de la selva, el gran jaguar, dormía.
Solo el pequeño colibrí iba y venía de un lado a otro.
El pequeño pájaro pasaba una y otra vez sobre la cabeza del felino. Hasta cinco veces pasó.
– ¡Eh tú! ¿Qué haces? ¡Me has despertado!- rugió fiero el gran jaguar al colibrí.
– Disculpa, lo que hago es que voy al lago, cojo agua en mi pico, y la llevo de nuevo a echarla en la selva para apagar el incendio.- Le explicó muy seguro.
– Ja, Ja, ja…- El jaguar reía ahora a carcajadas.
– Tú nunca podrás apagarlo, eres muy muy pequeño.
– Bueno, al menos, yo hago mi parte. –
Y diciendo esto volvió corriendo a por más agua.”
(Leyenda guaraní. Adaptación propia)
Desde el día 30 de agosto al 3 de septiembre de este año nos reunimos un grupo de unos veinte colibríes en la ciudad de Málaga para reflexionar sobre la relación entre fe y política, entre los valores que tenemos y la manera de llevarlos a la práctica en nuestra vida diaria, en nuestra política. Se trataba de la tercera edición de este curso organizada por varias instituciones como Cristianisme i Justicia, Movimiento Focolares, Pastoral Universitaria Jesuita, Centro Arrupe de Valencia, J.O.C. o Caritas Española. Acudimos también varias personas con diferentes relaciones con Entreculturas, tanto de la Red de Jóvenes como, en mi caso, ex voluntarios internacionales del programa Volpa; que en este momento precisamente estamos “buscando nuestro lugar” en un marco social diferente al que hemos dejado atrás, pero donde queremos seguir siendo agentes transformadores.
En la web del curso (www.feypolitica.net) podéis encontrar información tanto de los ponentes como de las actividades y reflexiones que hicimos cada día. Lo que me gustaría hacer en este artículo es destacar algunas claves que la vivencia de este curso me deja para poder continuar nuestras vidas de una forma más comprometida con la realidad socio-política que nos ha tocado.
Quiero repasar algunas de las conclusiones que más me llamaron la atención de los ponentes. El primero fue Francisco Lorenzo, encargado de los Informes FOESSA sobre la situación de la pobreza en España, del que quiero destacar su uso de los datos obtenidos para mostrar “otras caras” de la realidad. Nos mostró, por ejemplo, que en la actualidad tener un trabajo no supone una seguridad económica, y, es más, que el trabajo asalariado está en franco retroceso y si seguimos identificando nuestro “ser” con nuestro trabajo corremos el riesgo de perder a muchas personas valiosas en el camino, con capacidades y posibilidades de servir a la comunidad, pero sin oportunidad de “ser pagadas” por ello. Destaco también cómo el ponente repetía que eso es algo que no nos podemos permitir si tenemos un verdadero compromiso con la igualdad.
Mis compañeros y compañeras se quedaron con una frase suya que nos puede hacer reflexionar: “aunque el terremoto ha pasado (refiriéndose a la crisis) aún nos queda gente bajo los escombros”. Ciertamente la crisis ha afectado con más crudeza a las clases más bajas y depende de nosotros que nos tomemos estos datos en serio, los tomemos como una base sobre la que actuar, sobre la que gritar la verdad.
Ignacio Sepúlveda, profesor de la universidad Loyola Andalucía, fue el segundo ponente, me hizo replantearme cuál es el lugar de la espiritualidad en la vida pública. ¿Es posible que en España un político exprese sin tabúes sus creencias y valores? Es una idea muy interesante que nos hace replantearnos las fuentes, las motivaciones que tenemos para implicarnos en política, cosa que muchas veces “nos da vergüenza” reconocer o no encontramos las palabras adecuadas para, respetando a todo el mundo, poder ser sinceros con nuestra forma de ser en el mundo.
Fue una tarde de muchas preguntas para mí porque en estos momentos de dudas y de búsqueda tengo a muchas personas a mi alrededor que se están planteando una dimensión más profunda de la vida y que quieren expresarla a los demás sin la violencia, las imposiciones y los dolores de nuestro pasado. Asimismo Ignacio nos habló de la llamada “ética de mínimos” (expresión de Adela Cortina) y de una nueva visión de la democracia en la que toda persona afectada por una ley pueda participar: la democracia deliberativa. Esta idea resuena en mí ante los problemas que tenemos entre manos en estos momentos, donde echo en falta, sin lugar a dudas, una mayor participación ciudadana.
La tercera ponente fue la teóloga Junkal Guevara. Entre sus conclusiones una de las más interesantes es que la tradición judeocristiana (de la que también es heredera el islam) no presenta a un Dios alejado de la arena política, sino, muy al contrario, totalmente “enfangado” en los problemas de los humanos. La segunda conclusión, que me parece importante de cara al compromiso con los demás, es que descubrimos a este Dios no en el cielo, (donde no sabemos qué hace, decía Junkal) sino en los demás, en los rostros de esas personas que Kiko nos acercaba a través de los datos y de los ejemplos.
En los demás nos realizamos como personas plenas, y esto para mí es algo en lo que merece la pena creer y que he experimentado y experimento continuamente. Y ya el último ponente del que disfrutamos fue Enrique San Miguel, catedrático de historia del derecho y de las instituciones, del que me llevo esa insistencia en la valentía, en no dejar que nos seduzca el miedo y, al mismo tiempo, en dejar de “caer en la abstracción”, es decir, que expliquemos bien las cosas, hagamos y actuemos. Esto se podría resumir en esa frase de bar de “menos bla bla bla”, pero a mí me ayuda a saber que la tarea que he emprendido de realizar cuentos diferentes tiene una misión: explicar cosas profundas dejando que la otra persona las haga suyas, es decir, no imponiendo, pero dejando que lo que siento y pienso se exprese libremente.
El último día tuvimos varios testimonios de personas que trabajan en instituciones, partidos o en el Defensor del Pueblo y dialogamos sobre temas tan interesantes como “la fidelidad al partido”, “la política de unidad”, “migraciones y derechos”, etc. Fue una gran oportunidad todo el curso en sí mismo y desde aquí agradezco haber formado parte.
Clara González-Garzón Finat
Ex-volpa en Ecuador (2015-2017) y cuentera