Tiramos los hilos de Experiencia Sur 2023: ¿Qué poso ha dejado en las personas que han vivido un mes acogidas por distintas comunidades latinoamericana durante el verano?
Acompáñanos en la lectura de sus memorias…
Melan Lezuan, una profesora bilbaína en Guatemala
Me llamo Melan, soy profe en Jesuitak Indautxu (Bilbao) y creo en la educación, mi vocación, como herramienta del cambio. Por eso este verano he colaborado con mi compañera Violeta en la Escuela nº 28 de Fe y Alegría en Ocumblá, Jocotán, Guatemala. No ha sido mi primera experiencia en terreno, he querido volver a viajar para reconectar con la raíz, para ampliar mi visión del mundo a veces tan encerrada en la rutina; poner rostros y nombres y para que me volviera a golpear la realidad.
El Sur Global no es un espacio de tristeza, aunque sí de encuentro con el contraste, la injusticia y las personas que la padecen, con quien convives, contigo misma… Me pregunto: ¿Cuál puede ser nuestro aporte? Para mí es transmitir lo vivido, contar que la realidad es dura, sí, pero que hay montones de personas trabajando para que mejore, que podemos unirnos, y hacer que más gente se una; porque es lo único que tiene sentido, porque nos hace felices, porque somos testigos de esperanza.
Ángela: de Entreculturas Vigo a Fe y Alegría Guatemala
Me llamo Ángela, soy trabajadora social y voluntaria de Entreculturas y este verano he tenido la oportunidad de realizar mi Experiencia Sur en Guatemala junto a Jon Pérez, profesor del colegio de jesuitas en Durango (Bilbao). Estuvimos en una zona rural indígena en el departamento de Totonicapán. Allí, Fe y Alegría tiene 10 escuelas multigrado de las que se benefician casi 500 niñas y niños, además de varios proyectos con jóvenes que han abandonado la enseñanza reglada.
Mi tarea fundamental fue acompañar a grupos de niñas y mujeres que Fe y Alegría desarrolla en su sede principal y en las escuelitas en el municipio de Santa Lucía la Reforma.
Este acercamiento al Sur, a sus realidades de pobreza y vulnerabilidad, me ha servido para abrir más los ojos y ensanchar el corazón en ese encuentro con los otros. Una experiencia que me ayuda a afianzar mi compromiso con la misión de Entreculturas y a seguir luchando porque el derecho a la educación sea para todas y todos.
Paulina, salir de la Sede Central de Entreculturas para conocer la realidad educativa de Perú
Mi nombre es Paulina, trabajo en Entreculturas y este verano viajé a Ilo, Perú. Mi Experiencia Sur fue muy reveladora en lo que refiere a la situación educativa en entornos más vulnerables. Observar de cerca esta realidad me hizo comprender los desafíos monumentales que enfrenta el acceso a la educación: las brechas educativas y digitales, la recuperación post pandemia que avanza lentamente y deja huella en las capacidades de lectoescritura, razonamiento matemático y, sobre todo, en la salud mental del alumnado muy joven.
Pude ver como instituciones como Fe y Alegría y el CEOP Ilo se han convertido en pilares fundamentales para atender estas necesidades. Con recursos muy limitados y muchísima pasión se esfuerzan para brindar a los y las estudiantes la oportunidad de desarrollarse plenamente en un entorno seguro, manteniendo una perspectiva de transformación social y de colaboración comunitaria. Haber vivenciado este trabajo tan comprometido me ha removido mucho a nivel personal. He conocido a mujeres y hombres que trabajan incansablemente por una causa común y con un profesionalismo inagotable. Ser testigo y apoyo en esta labor impresionante me emocionó profundamente y me hizo sentir parte de algo más grande, revalorizando mi compromiso y dando sentido al camino que estoy eligiendo.
Jorge, el impacto de las maestras en el futuro de las niñas y niños en Paraguay
Tras algunos meses de rodaje en el nuevo curso académico, desde mi aula de educación infantil e involucrado con mis niños y sus correspondientes familias, puedo echar la mirada atrás y empezar a valorar con otra mirada una Experiencia Sur aún muy presente y enriquecedora. Soy Jorge y este verano estuve colaborando con Fe y Alegría Paraguay.
Lo fácil sería resaltar los aspectos “negativos” que nos hacen tan diferentes, para ir señalando, enumerando y comparando la realidad educativa con todas las dificultades y déficits que a lo largo de un mes he podido vivenciar. Sin embargo, habiendo podido interiorizar estos aspectos, creo que tiene mucho más sentido poner en valor todo lo que se hace para que esas dificultades se puedan en cierto modo salvar.
En un entorno educativo con recursos limitados, con un alto nivel de absentismo y abandono escolar, con metodologías antiguas y, en el que los aspectos personales y familiares del alumnado son en ocasiones difíciles de “digerir” para cualquier persona, entra en valor el aspecto más humano de las personas.
Las maestras de Fe y Alegría me han enseñado a valorar mucho más la entrega y dedicación que nuestro trabajo conlleva, así como el poder de la educación en entornos comprometidos. Es en el día a día de la escuela el momento en el que muchos alumnos consiguen no solo desarrollar aspectos de carácter educativo, sino otros más humanos que en su casa no solo pueden no tener presentes, sino que lo desarrollan en sentidos negativos. Las profesoras en muchas ocasiones también son hermanas, madres o tías y median en aspectos meramente familiares y otros que se encuentran en el límite con lo escolar.
Ellas enganchan al alumnado a la vida educativa y les llena de ganas de ir al colegio cada día. Si no estuvieran, la vida laboral y adulta se les echa encima a estos niños y niñas demasiado pronto.
La educación que brinda Fe y Alegría en estos entornos complicados es una forma de poner en valor las comunidades, de dar dignidad a sus miembros brindándoles un “camino” para poder mejorar y así crecer en un mundo cada vez más olvidadizo y egocentrista.
