Imagina que tienes que salir de tu casa. Afuera hay un grupo de personas que te esperan, con armas. Quieren que trabajes para ellos, si no lo haces, tienes que darles una cuota de dinero mensual. Si no lo haces y tienes hijos, tienes que dárselos para su organización y sirvan como delincuentes.
A esto, añades, no tener trabajo y casi nulas posibilidades de crecimiento. ¿Qué haces, te vas de tu casa, de tu país?
Esto pasa a millones de centroamericanos, así huyen, con la esperanza de una vida mejor. No les importa la violencia o las violaciones que tendrán en el territorio mexicano, cualquier cosa es mejor, quedarse en México o tratar de cruzar hacia los Estados Unidos.
Medio millón de migrantes al año cruzan el territorio mexicano para buscar un mejor lugar para vivir. Aunque a causa de las nuevas políticas migratorias en Estados Unidos, muchas de estas personas dejan de lado la idea de ir al norte y prefieren quedarse en México.
Es ahí donde el verdadero calvario comienza. Un territorio lleno de peligros; violaciones, robo, secuestro, trata de persona y el nulo interés del gobierno mexicano por el cuidado de sus derechos humanos. Llevando a ello a asesinatos y amputaciones físicas y psicológicas.
Según la Organización Internacional de las Migraciones, OIM, el principal motivo de la migración ya no es únicamente el empleo, ahora anexamos los conflictos armados, persecución política o por condiciones de género. El año pasado, la Comisión para las Migraciones, Comar, recibió más de 14 mil solicitudes de refugio. Su respuesta fue de solo mil 497 solicitudes aceptadas.
En la historia de México, hay tres episodios que marcaron, de manera trágica, el camino de los migrantes: la matanza de San Fernando en 2010, en Tamaulipas, estado al noroeste del país. Ahí fueron encontrados 72 migrantes muertos y masacrados a manos del crimen organizado, el gobierno no fue capaz de protegerlos.
El otro punto es la crisis de los migrantes infantes no acompañados, esto en el 2014, donde el gobierno no fue capaz de asegurar el bienestar de los niños y mucho menos de otorgarle el derecho al asilo. La mayoría de estos pequeños, fueron devueltos. Otra imagen de una lectura pobre y miserable por parte del gobierno.
El ultimo y más actual, la caravana de migrantes que año con año se lleva a cabo. Este 2018, con la política xenófoba de los EEUU y una política de nula visibilidad del problema migratorio, por parte de México, se detuvieron a cerca de 600 migrantes en la frontera sur.
Después, a causa de las presiones de ONG’s se les permitió que se adentraran en territorio nacional, sin embargo, a días de hoy, nos encontramos con una crisis humanitaria en ciudades como Tijuana y Mexicali. Mas de cinco mil migrantes están esperando a cruzar. Muchos de ellos duermen en las calles, ya que solo se disponen de dos albergues para migrantes, en la ciudad.
Son fronteras, líneas que dividen, líneas que hay que cruzar para un supuesto bienestar. No importa las latitudes, en todas ellas, separadas por miles de kilómetros, existe la posibilidad crecer, de tener lo vital, el precio: robo, trata de personas, xenofóbia, persecución, nulo respeto de sus derechos laborares y humanos.
¿Qué harías si tuvieras que dejar tu hogar, tu país?
Javier Martínez es colaborador en el SJM México y Red Íncola. Actualmente encargado del programa de atención a migrantes, Calor y Café. @javiermtzrmz