Hay algo especial en hacer de tu vocación tu trabajo… Provoca un sentimiento difícil de explicar que me llena y me hace sentir plena en todas las dimensiones de mi ser. Y me hace estar feliz y en paz a pesar de las innumerables -muchas, muchísimas- dificultades.
Cuando una ama lo que hace, no importa volver a trabajar, agotada y enferma, después de cuatro días de vacaciones. Porque todas las células de mi cuerpo me dicen que debo seguir haciéndolo, porque cada milímetro de mí cree en lo que estoy trabajando. Pero sobre todo, porque aquí he encontrado una familia de gente bella llena de motivación, humanidad, calidad y calidez que ya son parte de mi vida.
En la foto, con mis hermanas yazidíes Jwoany y Feryal, celebrando. En esta pequeña comunidad de la minoría yazidí del Kurdistán iraquí, no sabemos bien –ni nos importa mucho saber- si la ocasión es Navidad, Año Nuevo o un cumpleaños, porque lo importante es que estamos vivas y juntas un día más. Celebramos, sin más, el amor y la vida. Que por algo son universales -sin embargo tan escasos a veces- y no saben de credos ni de lenguas.
Trabajar así es un regalo. Amo a esta gente y este lugar.
Beatriz Arnal trabaja para el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en el Kurdistán Iraquí. Fue VOLPA en Kampala, Uganda.
El SJR está presente en Irak desde 2014, tras la ocupación de Mosul por el Estado Islámico, trabajando en educación, formación técnica y apoyo psicosocial. Para saber más aquí.