La Amazonía es un ecosistema único en el mundo. Constituye apenas un 4% de la superficie terrestre, y sin embargo, el río Amazonas y sus afluentes aportan aproximadamente una cuarta parte del agua dulce del planeta. Es además el mayor bosque tropical de la tierra y alberga a cerca del 10% de las especies de plantas y animales conocidos, algunos de los cuales sólo se encuentran allí.
Es muy habitual pensar la Amazonía a partir de sus inmensos recursos naturales. Pero los “recursos” por definición son medios para otros fines. Los concebimos como elementos aislados, que pueden separarse de su entorno, y emplearse para extraer riqueza. Para la economía convencional, por ejemplo, una hectárea de bosque amazónico sólo es visible cuando se tala, se comercializa y se convierte en “terreno productivo” (ya sea una explotación minera, en un campo de cultivo o en un pasto para la ganadería extensiva). Es entonces, a través de su destrucción, cuando se contabiliza su aporte al crecimiento del Producto Nacional Bruto de alguno de los nueve países en los que se reparte su territorio.
En paralelo a este modelo económico extractivista, vamos contabilizando la tragedia. Hoy sabemos que hasta 2018 la selva amazónica había perdido 870.000 Km2, equivalentes a un 14% de su extensión original. Casi la mitad de esa superficie ha sido destruida en los últimos 25 años. Sólo en 2019 la Amazonía brasileña perdió 72.501 km2 de zonas boscosas debido a los incendios, un 67% más que el año anterior (que equivaldría a una superficie casi equiparable a la de Castilla la Mancha). Los incendios en otros países de la región fueron igualmente devastadores y, según el Panel Científico para la Amazonia, las tendencias indican que nos estaríamos acercando a un “punto de no retorno” para la supervivencia del ecosistema tal y como lo conocemos.
¿Qué significa esto? Significa que el verdadero valor de la Amazonia no reside únicamente en cada uno de sus recursos naturales -en la cantidad de árboles o el número de especies que alberga- sino en la red de interrelaciones que configuran dicho ecosistema y lo hacen único. En este sentido, la Amazonia ofrece una serie de “servicios ambientales” que no se ven a primera vista, pero que son fundamentales para el planeta tierra. No sólo en lo relativo a la conservación de esta biodiversidad, sino también al mantenimiento de la estabilidad climática. Y es que la capacidad de sus bosques para retener la humedad, producir oxígeno, capturar dióxido de carbono y generar “ríos voladores” de vapor de agua resultan indispensables para mantener los ciclos climáticos de la región y desacelerar el calentamiento global.
Si se llega a un punto de no retorno en su destrucción, las consecuencias para la vida en la tierra afectarán a la humanidad en su conjunto.
Defensoras de la vida y el territorio
Con el lanzamiento de la Campaña Somos Amazonía, desde Alboan y Entreculturas queremos ofrecer una mirada alternativa sobre la Amazonía que ponga el énfasis en las interrelaciones que nos unen con este territorio y sus gentes. La Amazonia es el hogar de cerca de 35 millones de personas, que viven diseminadas entre bosques, riberas, campos y grandes ciudades. Alrededor de 1,5 millones de estos habitantes pertenecen a unos 360 pueblos indígenas, que hablan unas 86 lenguas y 650 dialectos diferentes y al menos 70 de estos pueblos indígenas están dispersos por los lugares más remotos de la selva, en situación de aislamiento voluntario.
Precisamente aquellas zonas pobladas por los pueblos indígenas son las que mejor conservan su biodiversidad. Por eso tenemos mucho que aprender de su forma de entender la vida y la relación con el territorio que habitan.
En la exposición “Defensoras de la Naturaleza” hemos reunido testimonios de diez mujeres vinculadas al cuidado de la naturaleza desde diferentes perspectivas, movimientos y geografías. Algunas de ellas viven en la Amazonia, otras viven en nuestro país. Juntas nos muestran otra manera de estar en el mundo, más consciente del cuidado que requiere la vida y el territorio.
Te animamos a conocer sus testimonios y a sumarte a la campaña: https://escuela.entreculturas.org/defensoras-de-la-naturaleza/