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Mujeres Entre Culturas: Salomé

Tiempo de lectura: 3 minutos

Mujer, Indígena, Rural. Tres palabras que en Guatemala son casi siempre injusta sentencia de exclusión, escasez material y económica, falta de oportunidades, violencia. Tres identidades que Doña Salo supo llevar con y llenar de: dignidad, fuerza, belleza, autenticidad, triunfos, Amor y Vida.

María Salomé Cayax Citalan nace en 1929 en Quetzaltenango, en el seno de una familia de cuatro hijos de etnia k’iche’. No fue a la escuela; comienza a trabajar muy joven y no dejará de hacerlo hasta que un par de años atrás, una caída y una fractura de fémur la obligan, a sus 89 años, a descansar y a dejarse cuidar.

Trabaja 29 años en la Clínica y el Programa  Educativo Materno Infantil de la Parroquia de la Natividad, en el municipio de Santa María Chiquimula. Durante tres décadas recorre decenas de comunidades del altiplano, educando y aconsejando a madres y padres en hábitos higiénico-sanitarios y nutricionales saludables, pesando y tallando miles de bebes y niñ@s, repartiendo alimentos y atendiendo a personas enfermas con el fin de prevenir y paliar la desnutrición infantil, que afecta en torno al 80% de la infancia indígena guatemalteca; hasta convertirse en una figura referente en el ámbito de la salud dentro de la comunidad.

Cuando los años y los esfuerzos de una vida bien peleada van haciendo mella en  el cuerpo pero no pueden con su voluntad de estar al servicio y de ser útil, su trabajo se traslada al almacén, donde pasa el día preparando los sacos de arroz y frijol que luego se distribuirán en las aldeas.

Fue más o menos en esa época cuando nuestras vidas se cruzaron y por eso mientras escribimos estas líneas podemos verla sentada con su mandil, su ropa colorida, su pañuelo en la cabeza, todo meticulosamente ordenado en la bodega. Recordamos como sentarnos a pesar frijol y arroz con ella, era una experiencia de corazón a corazón donde compartíamos dolores y sueños. Sus palabras y sus silencios estaban llenos de amor, siempre agradecida a las oportunidades que le había dado la vida. Cuidaba que cada persona se hallara bien allí donde estaba, ofrecía el cafecito cuando más se necesitaba y era ella quien primero limpiaba los trastes. La humildad que la caracterizaba, no le restaba una milésima al respeto de quien la conocía. Su abrazo y su sonrisa fueron para nosotras bendición y medicina.

Salomé, encarnación de la resilencia; espíritu y carácter de jaguar, como buena hija maya de Guatemala, falleció el pasado 20 de enero, pero sigue caminando por la tierra en los pasos de todas las personas que, como nosotras, tuvieron la suerte de conocerla, quererla, ser transformadas y enriquecidas por ese encuentro.

Gracias Salo, Maltiox* Salo.

¡Que vivan las mujeres luchadoras y bellas de Guatemala!

*Gracias, en lengua k’iche’.

Mila y Ángela son las autoras de este artículo y de las fotos que lo acompañan, ambas son voluntarias de la delegación de Sevilla y realizaron su voluntariado VOLPA en Guatemala.

 

 

2 Comentarios

Francisco
Reply
28 febrero, 2020 at 12:09 am

DOña salo es un ejemplo de mujer ,luchadora y comprometida.
Ojala todos aprendamos un poquito de ella.

Myriam
Reply
2 marzo, 2020 at 12:29 am

Que suerte habéis tenido Mila y Ángela por haber cónocido a una persona como Doña Salo seguro que su recuerdo y ejemplo os acompañarán siempre

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