En el Día Internacional de las Niñas, que se celebra hoy 11 de octubre, queremos acercaros a la realidad de las menores en el mundo.
Los datos hablan por si solos: 200 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de mutilación genital total o parcial. Cada año 12 millones de niñas son casadas antes de cumplir los 18 años, cada 10 minutos, en algún lugar del mundo, una adolescente muere por causa de la violencia.
- La fuerza de las niñas de Haití
Nuestra compañera Isa Menchero viaja a Haití para conocer la realidad de las niñas y adolescentes de la isla. Aún en un contexto impregnado de violencia, encuentra testimonios de esperanza y superación.
- Unidos y unidas para exigir la protección de las niñas
“Cuando tenía 11 años y la propuesta de matrimonio llegó para mí, decidí oponerme. Con la ayuda de mi tío lo conseguí, y por eso me di cuenta de que yo también tenía que ayudar a otras”, dice la activista Hadiqa, activista pakistaní por los derechos de las niñas.
Entreculturas, Mundo Cooperante, Save the Children y Amnistía Internacional España se unen para exigir una verdadera protección de las niñas y las mujeres frente al matrimonio infantil, temprano y forzado: Lee sus reivindicaciones y algunos testimonios inspiradores.
- “Seguras para aprender en libertad”
Os invitamos a leerlo: Después de trazar una fotografía de la violencia hacia las niñas desde distintos ámbitos -en el entorno escolar, como trata y explotación sexual, en las discriminaciones sociales y su aceptación cultural- habla del impacto y las consecuencias que la violencia tiene tanto a nivel personal como social. Resalta de la necesidad e importancia de la Educación para romper con estas prácticas y presenta distintas experiencias educativas. Lo podéis encontrar aquí.
- Ser o, mejor dicho, dejar de ser niña en Totonicapán, Guatemala
Totonicapán, 2018: 3,868 embarazos en menores de 19 años,
al menos 246 en niñas de menos de 15.
Los sembradíos de milpa de la aldea Vásquez rodean las viviendas de los pobladores en estos días. Apenas dejan espacio para veredas por donde llegan a sus casas. Y ahí va una niña, con su hermano en brazos.
«Ese bebé no es su hermano», dice Yesenia Velásquez, trabajadora social del Centro de Salud de Totonicapán, es su hijo. Y ese camino que la lleva a casa pertenece a un hombre de 52 años que abusó de ella, continúa. Es su vecino. Él es el padre del niño que, por la edad, podría ser su hermano. La niña recorre todos los días el mismo sendero a dos cuadras del taller donde la encerró y amenazó con matar a sus padres si decía algo.
El artículo continúa aquí.