“La pandemia amenaza con revertir 30 años de avances en la lucha contra la pobreza. Será una década perdida en términos de poder adquisitivo. En niveles de pobreza se regresará al año 2005 y si hablamos de pobreza extrema el retroceso será de tres décadas. En total la crisis económica derivada de la crisis sanitaria dejará 45 millones de nuevos pobres en Latinoamérica según la CEPAL”, así comenzaba su información el corresponsal de RTVE en México, Íñigo Herraiz el pasado 17 de octubre, Día Internación para la Erradicación de la pobreza.
Son datos alarmantes. La pobreza gana terreno en todo el mundo. A esos datos de Latinoamérica, hay que sumar el informe publicado por Save the Children, que advertía sobre la posibilidad cercana de que el 33% de los menores en España pudieran llegar al nivel de pobreza.
¿Qué medidas pueden tomarse para, de alguna forma, empezar a erradicar la pobreza?
- En estos tiempos de pandemia, más que nunca, es indispensable generar un ambiente que minimice la brecha digital. En este sentido hay empresas multinacionales que trabajan con proyectos para cubrir las zonas de sombra digital a través de iniciativas como las de Telefónica, Facebook y Google en Perú.
- Como indica Carlos Felipe Jaramillo en la tribuna publicada por el diario El País el 16 de octubre, “La naturaleza del trabajo está cambiando y hay tendencias que persistirán aún después de la pandemia. Las plataformas digitales, por ejemplo, ofrecen oportunidades antes impensables tanto a profesionales y proveedores de servicios como a trabajadores independientes y pequeños productores y comerciantes de comunidades rurales”.
- En ese sentido, hay que tener en cuenta las altas tasas de informalidad el empleo de América Latina y el Caribe. En un informe del Banco Mundial se señala específicamente la importante transformación del mercado laboral. Precisamente, minimizar la brecha digital implicaría la conversión de los empleos informales. “Grandes fuerzas económicas están transformando la economía mundial, desplazando el empleo de la producción al sector servicios”. Esto también ocurre, según el Banco Mundial, en Latinoamérica y el Caribe.
En este presente en el que se proyecta un futuro meramente digital, a raíz del gran cambio social -obligado- que ha traído la covid, es relevante tener en cuenta que dicha transformación puede ser un arma de doble filo. En lugares en los que la brecha digital es pronunciada se hace indispensable aprovechar la oportunidad que, lamentablemente, brinda la crítica situación.
Incorporar en estas circunstancias a cuantas personas sea posible es una obligación de los gobiernos y las organizaciones. El trabajo, que se preveía a medio plazo, debe ser una prioridad para que los efectos de la pobreza no se agraven, sino que se mitiguen.
Francisco Cristófol es profesor, periodista y colaborador de la Escuela Online