Hace un par de semanas, preocupadas por las protestas y violentos acontecimientos que sacudían Ecuador y un poco despistadas por las noticias que nos llegaban a través de las redes y medios de comunicación, decidimos escribir a Carlos y Eva. Esta joven pareja dejó su casa de Madrid para vivir la experiencia de voluntariado internacional VOLPA en Guayaquil, Ecuador. Ellos iban a poder transmitirnos qué estaba pasando realmente y contarnos qué impacto estaba teniendo esa convulsión social en las vidas de las personas que les rodean, que conforman su tejido de afectos y relaciones en Guayaquil.
Tenemos aquí las palabras que nos compartieron durante esos días. Gracias por acercarnos a esta realidad.
Y acá estamos, en Guayaquil, en Ecuador. Llegamos aquí hace ya 7 meses. Desde nuestra llegada a uno de los barrios más humildes en una de las ciudades más peligrosas de Latinoamérica lo único que recibimos fueron atenciones y cuidados. A cambio de nada nos fuimos encontrando con personas que nos regalaban sus historias y con las que compartíamos las nuestras. Y entre la gente, en el día a día, vas conociendo sus barrios, su ciudad, su país, su cultura.
Ecuador es un país chiquito con cuatro regiones hermosas en donde encontrar desde imponentes volcanes entorno a 6000m de altitud, hasta las islas con mayor biodiversidad del planeta. Su historia está llena de tradiciones, cultura, folklore… pero sobre todo de personas. Un pueblo que aún habla orgulloso de su lucha, unidos, frente a las dificultades y ante aquellos que quisieron, quieren, y consiguieron cambiar su historia.
Esas con las que compartimos nuestro día a día, de las que algunos días no pueden venir a la escuela porque no tienen 30 centavos para el autobús y ahora van a tener que pagar más por la subida de los combustibles. De las que a duras penas pueden comer algo más que arroz y plátano una vez al día, dando gracias a Dios, y que ahora van al mercado y ven encarecidos hasta los productos más básicos. De las que van a vivir sus vidas trabajando más, si es que, por suerte, y aquí hay poco de eso, tienen trabajo, pues pasan de 30 a 15 días de vacaciones, contribuyen con un día al mes de su salario al gobierno, y trabajando por menos, pues los nuevos contratos bajan hasta un 20%.