
Hoy en día, la Unión Europea es la región del mundo donde la igualdad de género está más avanzada. De hecho, nuestro continente sería el primero en lograr la igualdad alrededor de 2082, frente a, por ejemplo, la región subsahariana de África, que lo lograría en 2120, o Asia, que lo haría en el 2219, según el Foro Económico Mundial.
También tenemos el más bajo índice de feminicidios (0,5 por cada 100.000 mujeres), muy por debajo de África (2,5), América (1,4), Oceanía (1,2) y Asia (0,8) y los niveles más bajos de discriminación. Además, Europa y América del Norte son las dos grandes regiones en las que ningún país prohíbe la homosexualidad.
Esta situación se refleja en hitos como las estrategias y leyes de igualdad de género y LGBTQIA+ de la UE, incluidos los avances en el equilibrio entre la vida personal y laboral, la representación femenina en las juntas directivas corporativas y la transparencia salarial.
La representación de género en puestos clave de la UE ha mejorado en los últimos cinco años. El parlamento europeo actual tiene el más alto número de mujeres registrado nunca: 308, lo que equivale al 41% o dos de cada cinco escaños. Además, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el propio parlamente están encabezados por mujeres. Tres mujeres, por tanto, ocupan puestos clave en las instituciones de la UE. Además, casi la mitad de quienes integran la Comisión son mujeres y el 35% de quienes encabezan las delegaciones europeas en los países socios son mujeres (frente al 28% en 2020).
Sin embargo, debido a las políticas impulsadas por los partidos mayoritarios, el progreso hacia la igualdad de género se ha ralentizado en los últimos cuatro años, convirtiendo a la Unión Europea en un collage de contrastes entre unos países y otros. Los partidos de extrema derecha han votado de forma consistente contra las medidas de igualdad de género en el parlamento europeo.
El grupo popular europeo, la derecha tradicional, se ha movido en la ambigüedad: votó a favor de la transparencia salarial pero en contra de la resolución sobre salud reproductiva y sexual de 2021. Más a la derecha, los claroscuros desaparecen: ECR (Conservadores y Reformistas, grupo en el que se inscribe Vox) e ID (Identidad y Democracia), se han opuesto fervorosamente a la mayoría de medidas de igualdad de género, votando sistemáticamente en contra bajo el “razonamiento” de que la ideología de género es una idea peligrosa.
Por el contrario, la izquierda, los Verdes y los socialistas muestran un apoyo consistente y masivo a la igualdad de género. Los partidos centristas y de derecha tradicionales tienen una posición más ambigua que varía de una política a otra, según un análisis reciente de los patrones de votación hecho por Oxfam Intermón.
Y qué decir de las políticas de ayuda al desarrollo. Sólo el 49% de la ayuda europea se dirige a abordar la desigualdad de género en todo el mundo, por debajo del compromiso del 85% que establece el III Plan de Acción de Género 2020. El presupuesto de la UE en 2022 para las organizaciones de derechos de las mujeres en el Sur Global equivalía a la mitad del presupuesto que dedica Francia, 27,5 millones de euros. Esto equivale a 6 céntimos por cada ciudadana o ciudadano europeo. Cabría esperar que una verdadera Europa feminista no fuera tan tacaña con las organizaciones globales de derechos de las mujeres.
Encuestas recientes muestran que es probable que los partidos más conservadores obtengan más escaños en el Parlamento Europeo que elegimos entre el 6 y el 9 de junio (el domingo 9 aquí en España). Esto podría contribuir a presionar a las instituciones de la UE para que sigan los pasos de la reacción antifeminista y anti LGTBIAQ+ que hemos visto en países como Hungría y Polonia. Dado el historial de la extrema derecha, esto es una señal de alerta para la justicia de género.
Son momentos importantes. Desde Oxfam Intermón pedimos a personas y partidos candidatos a las elecciones comprometerse con un estricto equilibrio de género de todos los niveles, adoptar e implementar una política exterior feminista que garantice que al menos el 85% de la ayuda oficial al desarrollo de la UE tenga la igualdad de género como objetivo importante (el 20% como objetivo principal). Así mismo, asignar un mínimo de 250 millones de euros al año (50 céntimos por cada ciudadana o ciudadano de la UE) a organizaciones de derechos de las mujeres en el mundo, y proporcionar fondos anuales a los países de la UE para prevenir y combatir la violencia de género, garantizando que las supervivientes puedan acceder a protección y a servicios eficaces, gratuitos y de calidad. Por último, les instamos a desarrollar la Estrategia Europea de Cuidados mediante compromisos vinculantes de obligado cumplimiento para todos los estados, y no meras recomendaciones.
La ciudadanía europea debe votar por los derechos de las mujeres y la igualdad de género. No podemos dejar que se desvanezcan los logros alcanzados con tanto esfuerzo en materia de igualdad de género.
