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ASÍ CONTRIBUYO A LA AGENDA 2030

Tiempo de lectura: 7 minutos

Testimonios de Voluntariado Internacional transformador

Desde Entreculturas reivindicamos el papel del voluntariado internacional para la consecución de los ODS y la Agenda 2030 de desarrollo sostenible. Además de vivir una experiencia inmersiva de aproximación a otras realidades y vínculos con sus comunidades, las personas voluntarias gracias a su labor profesional aportan para la construcción de un mundo más justo.
Hemos pedido a 6 de nuestras VOLPAs en terreno que nos relaten brevemente cómo se implican desde su tarea a las 5 Causas de Entreculturas (Derecho a la Educación, Justicia Socioambiental, Migración y Refugio, Igualdad de Género, Participación ciudadana) y cómo esta experiencia ha cambiado su visión y compromiso respecto a ellas.

Lo estamos consiguiendo? Juzgad vosotras mismas:

DERECHO A LA EDUCACIÓN

Mi nombre es Inés, soy pedagoga y trabajo desde septiembre en una escuela Fe y Alegría de un batey en Santo Domingo (República Dominicana). Aquí realizo trabajo de refuerzo pedagógico con niños de entre 6 y 9 años. El centro trabaja con un gran número de estudiantes migrantes de Haití (la población que predomina en este barrio) y la situación del contexto en el que se encuentran los haitianos en el país es de altísima exclusión social; falta de aceptación, dificultades para encontrar empleo, racismo…
Por eso admiro y respeto enormemente el oasis de amor que ofrece mi escuela; Santo Niño Jesús.
Aquí he aprendido el verdadero significado de “la educación cambia el mundo”: cuando un niño se forma, aprende a vivir en sociedad y trabaja por superarse; crea una puerta que da a un inmenso mar de posibilidades. Esta experiencia me está dando un vuelco vital. Es tan enriquecedor poder convivir con hermanos del otro lado del charco y no dar la espalda a su realidad, que es imposible que no te cambie la forma de ver las cosas. Siempre voy a estar agradecida por este año, y me llevo la mochila llena para seguir luchando y trabajando por el derecho a la educación.

JUSTICIA SOCIOAMBIENTAL

Desde el Equipo Itinerante trabajamos por la justicia socioambiental del territorio amazónico mediante el acompañamiento de las comunidades indígenas, ribereñas y urbanas en su lucha por la vida, la recuperación y mantenimiento de sus tradiciones y la defensa de la naturaleza. Las itinerancias nos permiten llegar a donde otros no llegan, para escuchar, incentivar y apoyar grupos y proyectos de estos pueblos. Trabajamos en red, articulados con otros grupos y entidades comprometidas, que como nosotros, persiguen que estos pueblos se tornen sujetos de su propia liberación.

Esta experiencia me está dando la oportunidad de aprender sobre la gestión proyectos, la defensa del medioambiente, la cosmovisión indígena, etc, pero más importante que aprender, está siendo desaprender, replantearme cuánto de lo que creía que sabía estaba errado o era un conocimiento colonizador y eurocéntrico. Por ejemplo, en lo que se refiere a la gestión de parques naturales o formas de intervención en la naturaleza. También estoy aprendiendo a trabajar con metodologías y dinámicas diferentes. Metodologías, alejadas de lógicas capitalistas, que se enfocan principalmente en los cuidados. Los cuidados de las comunidades que visitamos, los cuidados de las personas del equipo y los cuidados de la casa común. Por último, lo más obvio, poder conocer la región y sus habitantes, llegar a pueblos indígenas, poder ponerles nombre, hablar con ellos y conocer de primera mano sus vidas. Esta aproximación a la realidad, así como descubrir y navegar el Río Amazonas, tan mencionado en Europa cuando hablamos de crisis climática, pero a la vez tan desconocido, ya hacen que esta experiencia tenga sentido. Porque como dicen mucho aquí: no se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama.

PERSONAS DESPLAZADAS

Respecto al aporte de mi día a día tratando con personas desplazadas, debo decir que está transformando mi concepción sobre la migración. En España solo había tenido contacto con migración africana (fuera magrebí o subsahariana) y de los países del este europeo. En muchos casos, estas personas migradas venían de contextos socioeconómicos extremadamente vulnerables. Por supuesto, la migración venezolana que trato a diario, viene de ese tipo de contextos, pero con la diferencia de que hasta hace no muchos años no se encontraban en ellos. Al escuchar sus historias; el cómo eran sus vidas, uno se siente realmente identificado. No hay forma de escaparse, de no empatizar. Quizás la inmigración mayoritaria en España venga de situaciones tan diferentes (aunque las desigualdades en nuestro país no son pocas) que haya para quienes eso suponga una dificultad, de aceptar condiciones tan dispares e injustas. No es así en el caso venezolano, donde absolutamente cualquier persona puede verse reflejada y pensar: “si a ti te ha pasado, ¿por qué no puede pasarme a mí? Puede que esté sobredimensionando este asunto, pero me parece particularmente potente a la hora de sensibilizar. Por otro lado, tenemos la migración venezolana perteneciente a pueblos indígenas. Además de tener que adaptarse a la nueva sociedad (buscar trabajo, vivir y estudiar sin hablar, en muchos casos, ni español ni portugués) sufren racismo por ser indígenas.

Tras casi nueve meses en el Serviço Jesuíta a Migrantes y Refugiados, en medio de la Amazonia, el aprendizaje principal está siendo la comprensión de lo limitada que es la acción de las organizaciones sociales y humanitarias. Dependientes de subvenciones estatales o ingresos privados, las ONGs realizan una labor inestimable en la mejora de las condiciones de vida de las personas migradas y refugiadas. Sin embargo, no es suficiente. Se hace necesario pues, además de la siempre significativa (material y simbólicamente) gratuidad del voluntariado, la asociación comunitaria en torno a colectivos de la sociedad civil que amplíen los mecanismos de transformación social. Nuestro espacio en los circuitos institucionales, sea como trabajadoras o voluntarias, debe ampliarse fuera de estos con una militancia activa y decidida por la justicia social. Busquemos y construyamos otras redes donde actuar. Que la culpa se convierta en responsabilidad.

IGUALDAD DE GÉNERO

Nuestra colaboración principalmente la llevamos a cabo en un centro técnico de Fe y Alegría Honduras situado en una zona vulnerable de la ciudad de El Progreso, Yoro. En el Centro tratamos de desmitificar los estereotipos que ligan ciertas salidas profesionales a cada género, además contamos con formaciones en nuevas masculinidades y se fomentan actividades grupales para trabajar específicamente la temática de Género y violencia machista. Por otro lado, Javier participa en el proyecto de Entreculturas “La Luz de las Niñas”, dando apoyo psicológico y comunitario para paliar y frenar los estragos del abuso sexual infantil.

Trabajar esta temática nos ha supuesto un importante reto. La zona en la que nos situamos está muy marcada por el machismo, que presenta síntomas de muchas clases como la violencia contra las niñas o la fuerte reclusión de la mujer al ámbito del hogar y la crianza. El respeto a los procesos de cada uno y la contextualización de las personas nos ha ayudado a abordar este reto con paciencia, determinación y estrategia. A nosotros, personalmente, estar colaborando con estas temáticas nos facilita una óptica más amplia y completa de cómo las realidades que rodean al género se modifican o se mantienen estables al dejarnos permear por diferentes culturas.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA

En noviembre de 2021 iniciamos en Kikwit Sacré-cœur la Red Generación 21+. Hasta el momento los y las jóvenes han recibido formación sobre la identidad de RG21+, Entreculturas y FyA, así como de voluntariado y organización de actividades. Se realizaron unas elecciones en las que obtuvimos la figura de un coordinador (Jeançy), vice-coordinador (Louison) y secretaria (Bénédicte) siempre con el apoyo de Rémi y el resto del equipo. Esta organización surgió como iniciativa del propio grupo, respetando siempre la horizontalidad y el trabajo en equipo. Hemos realizado una marcha de visibilización en Sacré-cœur, la cual aprovechamos para intercambiar impresiones con la vecindad del barrio. Unos días más tarde se llevó a cabo una sensibilización sobre los derechos de la infancia en el colegio Ndobo al alumnado de 5°EP. El grupo está muy motivado y cohesionado, esperan las formaciones y visitas del equipo de Kinshasa con ilusión, quienes coordinan la Red en RDC y al que han podido conocer por vídeo-llamada. ¿Qué nuevas actividades, encuentros y formaciones nos esperan? Rg21+ Kikwit está presente, preparada para aprender, actuar y compartir. Inicié las reuniones para dar a conocer la Red pero desde el principio dejé claro mi papel de acompañante depositando la autonomía y gestión en el grupo de jóvenes. La Rg21+ Kikwit está compuesta por jóvenes de entre 15 y 21 años de Sacré-cœur, pertenecientes a grupos de jóvenes de la iglesia (cvx), con diferentes realidades y aspiraciones.
Empecé coordinando las reuniones para ir acompañando y dejando paso a lo que a día de hoy es una gestión y autonomía completa bajo la supervisión de la coordinación de RG21+ RDC en Kinshasa.
La relación con el grupo es inmejorable, considero haber construido relaciones de amistad más allá del trabajo en la Red. Me siento agradecida y orgullosa del trabajo, las relaciones y el ambiente que se respira en la Red de Kikwit. No deja de fascinarme la ilusión, la motivación y las ganas de integrar y participar activamente en RG21+. Pasan los meses y esa energía sigue ahí, fresca y constructiva.

1 Comentarios

PILAR
Reply
6 septiembre, 2022 at 6:27 pm

Muy Importante cualquier ayuda es poca.

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