Tanto en los entornos online como offline, los discursos de odio proliferan. Hemos sido testigos de cómo partidos políticos, organizaciones y personas adoptan estos mensajes, impactando profundamente la vida política y social. El avance en la digitalización de la sociedad y el creciente uso de las redes sociales han abierto nuevos espacios para su propagación, afectando significativamente cómo nos relacionamos y expresamos nuestras ideas en el espacio público digital. Aunque el uso de redes sociales y plataformas digitales para fomentar el odio hacia grupos determinados es un fenómeno reciente, la historia nos ofrece numerosos ejemplos de cómo los mensajes de odio han instigado violencia masiva y crímenes atroces.
Los discursos de odio discriminan, infringen los derechos humanos individuales y colectivos, y socavan la cohesión social. Por este motivo, en este número de Papeles, definimos y proponemos estrategias y recomendaciones para detectar los discursos de odio, mitigar sus consecuencias y deconstruir las narrativas de violencia, discriminación, xenofobia e intolerancia que los sustentan.