El recorrido de Fe y Alegría en África
Cuando la idea de Fe y Alegría en África comenzó a tomar forma, no había modelos establecidos ni respuestas claras. Lo que sí existía era una profunda conciencia de injusticia social y de la vulneración de derechos fundamentales —entre ellos, el derecho a la educación— que afecta a amplios sectores de la población en el continente, para quienes Fe y Alegría podía ser una propuesta de transformación. Frente a esta realidad, surgieron más preguntas que respuestas; preguntas nacidas del deseo genuino de escuchar, aprender y construir juntos, desde el respeto a los contextos locales. Desde el inicio, se tuvo claro que no se trataba de aplicar recetas prefabricadas. La apuesta fue sembrar con humildad y caminar junto a las comunidades, reconociendo su protagonismo y su capacidad transformadora.
Esta actitud, esta forma de ser y de estar en los territorios, es la que se ha llevado a la práctica en los países donde Fe y Alegría está presente: en comunidades rurales de Chad (desde 2007), en zonas alejadas de Madagascar (desde 2013), y en el oeste de la República Democrática del Congo (desde 2015), donde se acompaña a poblaciones vulnerables con el objetivo de hacer efectivo el derecho a la educación allí donde el Estado y sus instituciones educativas no alcanzan. Además de estos tres países, se han iniciado procesos de diálogo, exploración y primeros pasos de presencia en Kenia, Guinea, Angola, Ruanda y Burundi.
En todos estos contextos, la identidad de Fe y Alegría se articula en torno a tres ejes fundamentales:
1. Espiritualidad: La espiritualidad inspira y moviliza. Desde los pasos fundacionales dados por José María Vélaz, la propuesta educativa de Fe y Alegría se ha caracterizado por una “osadía misionera” que empuja a responder activamente frente a la injusticia. En África y Madagascar, esta dimensión cobra una fuerza particular: impulsa a transformar la realidad desde la fe, el respeto a las culturas locales, la celebración de la diversidad y el reconocimiento de la dignidad de cada persona.
2. Contexto: Comprender y conectarse con los entornos es esencial. Cada comunidad tiene su propia historia, riqueza y desafíos. En lugar de importar modelos externos, Fe y Alegría parte de las realidades locales: integra saberes, culturas y experiencias propias en los procesos de transformación social. La educación se construye desde y con la comunidad.
3. Compromiso: Desde los recursos y capacidades disponibles en el continente, la educación popular que promueve Fe y Alegría apuesta por la justicia educativa. Esto implica ofrecer una educación liberadora que permita a niñas, niños, jóvenes y personas adultas tomar las riendas de su vida y contribuir activamente al desarrollo de sus comunidades.
Fe y Alegría asume así el reto de ser un actor clave en la transformación educativa y social en África. Su enfoque no solo defiende con firmeza el derecho universal a la educación, sino que lo lleva a la práctica con una mirada integral: valorando las culturas locales, promoviendo la participación activa de las comunidades y ofreciendo una formación pertinente, inclusiva y de calidad.
A través de una educación con sentido, centrada en las personas, Fe y Alegría responde a los complejos desafíos del continente africano con una propuesta esperanzadora que reconoce el protagonismo de cada individuo en su propio proceso de aprendizaje y empodera a las comunidades como titulares de su derecho a educarse.
Por todo ello, Fe y Alegría en África no es simplemente un proyecto educativo. Es un acto de fe en el potencial humano, un compromiso concreto con la justicia, y una apuesta decidida por un futuro más digno, justo y solidario. Una de las principales aportaciones de África al conjunto del movimiento internacional de Fe y Alegría es su visión profundamente comunitaria de la vida y de la educación. En muchos de los contextos donde FyA está presente, la escuela no es solo un espacio de transmisión de conocimientos: es un lugar donde se tejen vínculos, se alimenta la esperanza y se construye comunidad.
La experiencia acumulada muestra que, en África, la educación no puede concebirse separada del territorio. La escuela está llamada a ser un motor de transformación comunitaria. Este enfoque resuena profundamente con la identidad de Fe y Alegría, que desde sus orígenes ha apostado por una educación popular de calidad, enraizada en los contextos locales y construida junto a los sectores empobrecidos como verdaderos protagonistas.
FyA emergentes: retos que ilusionan
El acompañamiento al surgimiento y crecimiento de experiencias de educación popular en África, en el marco de Fe y Alegría, es un proceso que exige escucha atenta, compromiso profundo y una visión compartida. No se trata simplemente de la expansión geográfica del movimiento, sino de sembrar con cuidado nuevas experiencias que respondan a contextos complejos, desde la identidad y el espíritu que caracterizan a Fe y Alegría.
Este acompañamiento requiere promover procesos sostenidos de diálogo, construcción de acuerdos y apoyo cercano a las Fe y Alegría emergentes. Supone liderar y dar respuesta efectiva a las demandas e intereses que surgen en torno a FyA en nuevos territorios, ofreciendo una respuesta que combine el entusiasmo inicial con una planificación estratégica, realista y sostenida.
Las nuevas FyA necesitan un acompañamiento específico y diferenciado en tres ámbitos fundamentales: identidad y misión, educación y promoción social, e institucionalidad y gestión. Esto permite que cada iniciativa desarrolle propuestas educativas arraigadas en las realidades locales, pertinentes a las necesidades de las poblaciones más vulnerables, y sostenibles en el tiempo.
En definitiva, acompañar a las FyA emergentes en África es una apuesta por una educación liberadora, construida con las comunidades, que busca transformar las condiciones de vida de quienes históricamente han sido excluidos del derecho a una educación digna y de calidad.

La imagen de portada es propiedad de Fe y Alegría Chad